19 de diciembre de 2007 MéXICO

La familia, iglesia doméstica, salvación del mundo

Los días 26, 27 y 28 del pasado mes de octubre, más de 160 integrantes de las diferentes fraternidades mexicanas se reunieron para vivir un fin de semana lleno de alegría, enseñanzas y convivencia. La cita fue en la casa pastoral Juan Pablo II, un agradable lugar de retiros que se encuentra en San Juan de los Lagos, Jalisco, a unos ochenta kilómetros de Aguascalientes, donde está la sede de la fraternidad anfitriona ?Nuestra Señora de la Asunción?.

El comienzo fue muy cálido, ya que nos regalaron una hermosa chamarra con los logos del encuentro y del Año de espiritualidad, chamarra que no sólo nos quitó el frío del cuerpo, sino que también nos calentó el corazón. Las atenciones de bienvenida en las habitaciones, nos fueron preparando para otras bellas sorpresas. Los detalles que había a la hora de la comida, nos invitaban a reflexionar, a reírnos, a convivir con más soltura con los demás integrantes de todas las fraternidades. Las amenas charlas con los hermanos, hacían que nos olvidáramos del postre, porque estaban colmadas de dulzura.

El padre Miguel Jiménez nos invitó a hacer nuestro plan de vida familiar, teniendo como guía y maestro a Jesús. El doctor Jesús Lomelí nos dijo que la familia es tan importante que todos debemos considerarla como la más respetable de las escuelas. Más aún, como el más venerado de todos los santuarios. El hermano Luigi Lovato, de la Sagrada Familia, habló de cómo la Santísima Trinidad también forma una familia, con diferente personalidad dentro de la misma Divinidad.

Las vivencias que tuvimos fueron muy profundas, especialmente la que nos ayudó a reflexionar sobre el ejemplo que, sin hablar, nos dieron nuestros padres y que ahora nosotros, también como padres, damos a nuestros hijos. El hermano Enrique Escobar nos ayudó a vivir estos momentos.

Cada uno de los conferenciantes nos fue preparando y llevando a la parte más importante de la convivencia, esto es, el verdadero encuentro con nosotros mismos como miembros de una familia dentro del plan de Dios, como ministros de una comunidad doméstica que nos pide compartir con otras familias la experiencia de nuestros hogares.

El hermano Pau nos recordó que las vocaciones maristas no sólo consisten en las vocaciones de hermanos, sino también en las de aquellos seglares que trabajan con corazón marista desde su casa, desde su familia, desde su trabajo por un mundo mejor. La familia es, para los padres, su primer apostolado, pero no es el único.

Al cuestionarnos ?¿cuánto de tu tiempo diario le dedicas a Dios?? caímos en la cuenta de que debemos orar más en familia, que es la mayor fuerza que nos une a Dios. No pocos de los asistentes hicieron compromisos concretos para orar con su familia.

Fue un encuentro que nos llenó de gozo y de paz, un encuentro donde aprendimos mucho con los conferenciantes y también con las actitudes y valores de los participantes. Aprendimos a tener una presencia atenta y amable, a demostrar el cariño con obras y detalles. Fueron días en que repetimos en nuestro corazón: ?Buena Madre, bendice y protege a nuestras familias?.

Zandra Llamas – Fraternidad Nuestra Señora de la Asunción – Aguascalientes, México

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