20 de noviembre de 2008 GUATEMALA

Los jóvenes comparten sus historias de vida

En el centro de la plaza, enmarcada por los edificios de la residencia provincial, hay una fuente. En la agradable tarde guatemalteca los hermanos ancianos salen caminando lentamente o en su silla de ruedas a pasar algunas horas junto a la pequeña cascada que se desliza por la piedra de la fuente. Cae el agua cantarina y sonora mientras ellos, ajenos a la vida que hay a su alrededor, cuentan sus historias de siempre a los que les visitamos. Germán vive de recuerdos fijos. Tres veces me ha preguntado en menos de diez minutos. ¿Qué tal por Roma? Al lado está Alberto. A sus 91 años tiene la cabeza más clara y serena que Germán. Pronto voy a cumplir 92, me dice. Le pregunto si ha llevado bien la cuenta. Yo sí, me responde; el que se equivoca es Germán. No se acuerda de los años que tiene y dice menos de los que en realidad ha vivido. La conversación con estos dos ancianos sigue mientras los jóvenes hablan de sus historias de vida en los grupos. Estos y otros muchos hermanos que nos han precedido han hecho posible que hoy este encuentro internacional de jóvenes comparta sus historias de vida con los hermanos del Consejo general repartidos en cada uno de los seis grupos en que se han dividido.

La reflexión de la mañana se centra sobre la propia experiencia. Se trata de recorrer la propia historia con una mirada interior y reconocer el propio camino de fe. Para eso, antes de compartir con los demás la propia experiencia, los jóvenes se han tomado un tiempo de reflexión personal. Un texto entresacado del documento ?Agua de la roca? ha servido de referente. Concretamente el texto señalado en el original con los números 44 a 50. Se les pidió que, en un primer momento, contaran brevemente el propio proceso de crecimiento en la fe, en el que se podían incluir momentos importantes, dificultades o hitos señalados. Y una vez hecha la narración analizaran lo que ha afectado al crecimiento en la vida cristiana. Terminado este apartado se dedicaron a destacar los rasgos más significativos de su espiritualidad juvenil y marista.

Primero en el grupo y después en el plenario han contado sus historias de vida con sencillez y transparencia. Algunas de ellas son dramáticas. Otras son hermosas confesiones de lo que han vivido. En algunos relatos los protagonistas utilizan un lenguaje de fe que les permite identificar en algún momento de su existencia la presencia del Señor en sus vidas. En el momento en que han compartido sus experiencias muchos han destacado la presencia de un hermano o de una persona significativa que ha iluminado su camino en un momento determinante o cuando hacían opciones importantes.

Mientras los jóvenes explicaban cómo era su espiritualidad y elaboraban un cartel para exponer de forma sintética los rasgos de la espiritualidad juvenil cristiana que viven, yo mantenía mi conversación con lo hermanos ancianos. Me decía el hermano Alberto. Yo me levanto a las cinco y media de la mañana. Me pareció que era madrugar mucho para un anciano que tiene todo el día por delante para vivir su vida de jubilado. Y, ¿para qué madruga tanto?, le pregunté. Para rezar. Lo primero que hago cada mañana es pedirle al Señor por las vocaciones maristas. Y después agradecerle la perseverancia de los hermanos. También hacemos los laudes por la mañana y por la tarde las vísperas y el rosario.? En esos momentos se acercó el hermano H. El hermano Alberto me dice: Ese fue mi alumno. Ahora va a hacer su profesión perpetua. Rezo mucho por él.

Mientras yo mantenía esta conversación, uno de los grupos de jóvenes escribía que su espiritualidad es un camino con muchas curvas. Otro grupo explicaba que es como una barca que les sostiene en medio de un mar turbulento y borrascoso. Para otro la espiritualidad marista que viven los jóvenes es como una montaña rusa con subidas emocionantes y bajadas bruscas; otro, en cambio, describía su experiencia como un recorrido en espiral. En medio de ese trayecto nos encontramos con los hermanos maristas que nos orientan. Sin esas subidas y bajadas, que dibujan nuestra historia personal, no seríamos las personas que somos hoy. Muchas veces vamos contracorriente porque hay circunstancias que se oponen a nuestros deseos. Otro grupo comparó su espiritualidad con un árbol. La espiritualidad nos ha llegado de otros corazones, como sabia que procede de las raíces de un árbol. Fuimos creciendo siendo catequistas, acompañantes de los grupos juveniles hasta que llegamos a ser árbol consolidado. El árbol, aunque está plantado y no se mueve del sitio tiene vida por dentro. En el árbol se pueden posar los pájaros que representan la vida que va más allá del árbol, pero que necesita de sus ramas para posarse. Para otros la espiritualidad se define como servicio, fe, amor al prójimo, confianza en Dios, abandono, reconocimiento, esperanza, presencia marista, etc.

El ambiente creado ha sido muy cordial y sincero. ?Me daba la impresión que estaba en un lugar sagrado porque se ha compartido con libertad y transparencia?, manifestó alguien. ?La presencia de los hermanos en nuestras vidas es la fuente principal para que nosotros hagamos todo?, puntualizó otra voz. ?Fueron experiencias intensas las que compartimos en el grupo; algunas muy profundas. Y en muchas de ellas se ha destacado que en el momento difícil apareció el hermano que sirvió de apoyo?, puntualizó otro. ?Yo también destaco la presencia de los hermanos en un momento determinante de mi vida porque el modo como los hermanos viven nos contagia a los laicos?, sentenció otra persona.

Un forum abierto

Sentados en la sala en círculo, sin ningún signo de preeminencia o prioridad, los jóvenes y los hermanos iniciaron un forum abierto en el que se admitían todo tipo de preguntas. El tema que abrió brecha fue la Asamblea internacional de misión marista tenida en Mendes en septiembre del año pasado. ¿Qué proyectos se han puesto en marcha a partir de esa Asamblea? A esta pregunta respondió el hermano Emili diciendo que no hay proyectos generales porque la iniciativa es de las provincias. Lo eficaz y decisivo es lo que se vive en los lugares concretos. El aporte decisivo de Mendes, dice el hermano Emili, es el de que nos reconocimos como maristas de Champagnat. Para explicar un poco lo que esto significa se está terminando de redactar un documento sobre el perfil de laico marista que se espera publicar pronto.

Una segunda pregunta se ha interesado por cuál puede ser el aspecto más significativo de ser laico marista. Respondió el hermano Seán diciendo que la presencia de los laicos ha obligado a definir quién es el laico que se sitúa en el corazón de la misión marista y quién en la periferia. La Asamblea de Mendes ha mostrado que lo más significativo de los laicos es la corresponsabilidad.

Una tercera inquietud: ¿Qué podemos hacer los laicos en concreto para compartir la misión? El hermano Seán puntualizó que la corresponsabilidad depende de la identificación del hermano y del laico con su misión. Y añadió que una de las dimensiones que los laicos pueden desarrollar es la vida comunitaria. Su afirmación la ilustró con algunos ejemplos de casos que se están viviendo en el Instituto. La nueva comunidad, que se está gestando para vivir en el Hermitage, constituida por cuatro laicos y ocho hermanos, puede ser un referente interesante.

Otra voz joven preguntó: ¿Qué hacen los hermanos para que haya más vocaciones? La respuesta de nuevo la asumió el hermano Seán. Dijo que este tema preocupa mucho a lo hermanos del Consejo general porque si no hay hermanos tampoco habrá misión compartida. Y señaló como acción concreta para solucionar este problema la dedicación de hermanos a promover la vocación marista. Citó el caso de una provincia marista de Brasil donde dedicaron cinco hermanos a la pastoral vocacional.

Un representante de la Provincia de Canadá habló diciendo que en su país antes que hablar de vocación hay que hablar de fe y subrayó la necesidad de la presencia de hermanos. El hermano Kalisa matizó que uno de los objetivos de este encuentro es escuchar y aprender de lo que sienten los jóvenes. A los jóvenes les gusta el trabajo que hacen los hermanos. Los jóvenes ven que se necesitan hermanos, pero hay pocos que se comprometen con esa vocación. ¿Si aprecian su trabajo, por qué no se comprometen? ¿Qué hay que me aleja y me impide ser hermano o hermana marista, o qué es lo que falta para que me atraiga esa vocación? Las respuestas fueron transparentes y sinceras. Los jóvenes afirmaron que en general no es problema de los hermanos, sino de los propios jóvenes. Los hermanos acompañan, aunque a veces se desearía un acompañamiento más cercano o una presencia más intensa. La mayoría de las veces el problema es de los jóvenes que tienen miedo a comprometerse o a defraudar las expectativas de sus familias acerca de su futuro y tienen que optar entre la carrera y la vocación. Se admira a los hermanos por el trabajo que hacen, pero ser hermano es muy comprometido, y, por otra parte, ser laico comprometido también es muy valioso.

¿Qué pasa cuando un hermano descubre que tiene que dejar de ser hermano para formar una familia? El hermano Luis García Sobrado, Vicario general, respondió a esta pregunta explicando su caso concreto. De los 22 hermanos maristas que profesaron con él, ahora quedan cuatro. ¿Qué ha paso con los otros? Diez de los que dejaron el Instituto marista fueron a verle a Roma recientemente. Por las noches hablaban de muchas cosas. Todos ellos dijeron que durante los años que estuvieron en el Instituto habían recibido algo muy especial que les ayudó a ser buenos padres y esposos.
El hermano Seán añadió que muchas veces se asocia la vida de los hermanos con la misión, pero la vida es distinta de la misión. La gente necesita y busca intimidad y amistad, y también los hermanos. Cuando la sexualidad de un hermano se vive a través de relaciones que le permiten manifestar sus sentimientos y su intimidad no tiene por qué tener miedo a la soledad.
El hermano Emili, por su parte, puntualizó: Que un hermano se enamore es señal de normalidad y por tanto signo de que es valioso para la vida religiosa. Pero esos casos no tienen porqué solucionarse abandonando la vida religiosa.

El tema de la vocación siguió atrayendo el interés de los jóvenes. ¿Cómo hace una persona para decidirse por ser hermano marista?, preguntó otro participante. Se hicieron varias puntualizaciones y se aludió a experiencias personales en las que se señaló que se habían decidió a seguir la vocación porque había descubierto una presencia de hermanos que irradiaban felicidad.
El hermano Kalisa concluyó diciendo: ?Os he escuchado con atención y he observado respuestas muy diversas. En otros tiempos las palabra ?vocación? era un término usado habitualmente, pero hoy ha desaparecido. Es necesario implantar una cultura de la vocación en la que ese término sea significativo?.

Otro joven se interesó por las prioridades del Instituto. El hermano Seán señaló la gran dificultad para identificar prioridades, porque esa opción depende de los países y de las circunstancias. Pero recordó las prioridades señaladas por el capítulo general para todo el Instituto.

Y una última inquietud: ¿Les gustaría enviarnos hermanos misioneros para atender a los emigrantes? Seán señaló en su respuesta que hay una tradición en el Instituto que indica que los hermanos han atendido a los emigrantes en muchas ocasiones. Recordó que los hermanos franceses iniciaron sus actividades en Estados Unidos con emigrantes. Esto indica que enviar hermanos a evangelizar emigrantes no sería una novedad para el Instituto.

El foro se ha prolongado más de lo previsto, pero los organizadores, con buen tino, han desplazado la oración de la tarde para hacerla antes de irse a acostar.

Algunas pinceladas de la actividad paralela

Al iniciar el desayuno se escucharon melodías mejicanas que cantaban ?Las Mañanitas? al hermano Peter Rodney que cumplía años. En la comida se cortó un sabroso pastel y el hermano Seán Sammon le dirigió unas breves pero fraternas palabras. ?Peter es un compañero maravillosos para los miembros de la comunidad del Consejo general. Sabemos que es muy hábil para solucionar problemas. Lo sentimos como el corazón de nuestra comunidad porque es quien nos convoca.? Los jóvenes le obsequiaron con un cerrado aplauso.

Después de la cena Nevis, roba tiempo a la convivencia con sus amigos y se pone a escribir en el computador con gran interés. Tengo que enviar las tareas a la universidad, me dice, porque si no lo hago ahora me retraso y se me acumula el trabajo. Algo parecido le ocurre a Ana que es profesora de matemáticas en una universidad. Estoy respondiendo a los correos de mis alumnos, me comenta. Cuando termine de leer este mensaje les tengo que enviar la tarea para esta semana.

La jornada concluyó con la celebración de la noche. Materialmente se realizo una caminata a través de los amplios espacios de la RUM (Residencia Universitaria Marista). Junto al fuego se significó el encuentro con el carisma marista que ha encendido la vida de hermanos y laicos. La llama que portaron los jóvenes manifestaba el fuego interior que el carisma marista enciende en la vida de cada uno. Junto a la fuente de agua se expresó el compromiso personal disolviendo una porción de sal en el agua de la fuente. De esta manera se expresaba el compromiso de dar un nuevo sabor a la realidad concreta en cada uno vive. Y finalmente, en la capilla, cada participante pudo expresar su compromiso personal con la misión marista, escribiendo en una palabra a qué se sentían llamados.

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