Carta a Marcelino

P. Jean-Claude Colin

1832-04-08

El P.Colin insiste en que el grupo de los Padres Maristas de la diócesis de Lyon tengan una casa central, sugiriendo que sea Valbenoîte. Con la finalidad de tratar este asunto viajó a Lyon, para entrevistarse con Mons. Cattet, sin saber que el P.Champagnat ya había estado con el Vicario General, informándolo de dicho proyecto. Al tratar del tema de los ?Hermanos Coadjutores?, el P.Colin demuestra poca comprensión de la misión de los Hermanos Maristas de Champagnat, pues afirma que los Hermanos Maristas destinados apenas al trabajo manual, serían, por el hecho mismo, considerados ?Hermanos Coadjutores?. Este modo de pensar del P.Colin, dispuesto a alterar el hábito de los Hermanos Maristas no destinados a la Escuela para homologarlos con los ?Hermanos coadjutores?, hacía sufrir mucho el P.Champagnat, quien luchaba siempre por mantener el objetivo original del Instituto, y no tolerando ?clases? entre los Hermanos. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Belley a 8 de abril de 1832

Mi muy querido Cohermano:

[1] Me temo que Ud. haya olvidado mencionar un importante detalle, porque yo esperaba que habría decidido con el Padre Cattet si convenía o no establecer el grupo de sacerdotes en Valbenoite o en otra parte; (asimismo esperaba) que habría hecho algunas propuestas al Padre Rouchon y que ante sus respuestas, habría Ud. visto la posibilidad de pensar en Valbenoite en ese momento. Ese era el tema de mi carta al Padre Cattet. Era una buena ocasión para dar por terminado este asunto. Si hubiese previsto que Ud. no había hecho nada yo habría procurado ver al Padre Cattet en el momento de su partida y le hubiera pedido acompañarle al Hermitage. Mi principal intención era ponerme de acuerdo con el Padre Cattet. Quería solamente preparar esa entrevista con una carta. Más aún me atrevo a decirle que hice el viaje a Lyon expresamente para hablarle; pero al saber que Ud. me había precedido en algunos días con el Padre Cattet, me regresé sin verlo, por temor de contradecirnos. Esto es precisamente lo que me hizo pedirle en una de mis cartas que permaneciera tranquilo (que no se moviera). Desde entonces dejé en las manos de Dios este asunto. Siempre me ha parecido que lo primero que tendría que hacer Ud., es pensar en organizar el grupo de sacerdotes en Lyon. (Entiéndase, en la diócesis de Lyon). Así como están ustedes, unos en Valbenoite y otros en el Hermitage con los Hermanos, varios de ustedes corren el peligro de concebir falsas ideas sobre la obra y quizá de perder la vocación.

[2] En cuanto a los Hermanos llamados de San José, mi intención sería juntar este grupo con el suyo, de modo que los dos grupos, ya sea que estén juntos o separados, dependiesen del mismo Superior. Con ello, estaríamos afianzando nuestro plan y quizá también facilitándolo. Sin embargo si sus Hermanos no dan su asentimiento a esta medida, o hay dificultades en ello, dejaremos aquí en Belley al grupo de Hermanos José; ya cuento con cinco o seis personas a mi disposición. Si Ud. pudiera darnos al menos, un Hermano de los antiguos, muy entregado y virtuoso lo pondríamos provisionalmente al frente de esta experiencia.

[3] No sería conveniente que Hermanos ocupados en empleos de los Colegios y de las demás casas de la Sociedad, llevaran el hábito que Ud. dio a los Hermanos Maristas. Su hábito deberá ser mucho más sencillo y más conforme a su empleo. Comunique mi carta a sus cohermanos y al Padre Terraillon y déme su última respuesta. Yo no considero que los momentos presentes sean un obstáculo a nuestras diligencias.

[4] La superiora de Bon Repos podrá aceptar dos o tres de las candidatas que Ud, le presente. Ella se atiene en esto a su elección; a las demás hágalas esperar.

[5] Sus cohermanos de Belley le envían todos un afectuoso abrazo así como éste que con la mayor estimación se dice su muy humilde y obediente servidor.

COLIN, superior

Edición: CEPAM

fonte: AFM 122.09; OM 246

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