Carta a Marcelino

P. Ferreol Douillet

1836-02-03

Ya tuvimos ocasión de mostrar cómo el P.Douillet insistió varias veces ante el P.Champagnat en la apertura de un noviciado en su región. Tenía interés en formar religiosos dedicados a la enseñanza, concretando de ese modo su sueño de ser director de una escuela normal. Pero el P.Champagnat no endosaba aquella proposición y expresaba divergencias en cuanto al tema. Ahora, en ese nuevo texto, el P.Douillet vuelve a la carga.
(Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

La Côte, a 3 de febrero de 1836.

Señor Superior:

Tengo el honor de agradecerle de todo corazón los buenos deseos hacia mi persona y mi verdadera dicha, junto con las buenas disposiciones que manifiesta hacia la diócesis de Grenoble. Y además, por los buenos consejos que me da. Intentaré sacar provecho de todo ello para mayor gloria de Dios y honor de nuestra Buena Madre.

Yo no deseo un noviciado en La Côte sino porque creo tener razones para pensar que podríamos descuidar a Grenoble. Ud. me había dicho, en más de una ocasión, que varias razones militaban en contra de esta idea mía. Estoy de acuerdo con Ud., sin embargo, si así lo exigiera el bien de la Sociedad y, particularmente, el de la Diócesis, me ofrezco para todo lo que sea necesario. Si le parece bien, en cuanto reciba su contestación, le enviaré mis más antiguos novicios, que podrían ser considerados como compensación por los que Ud. enviará a Miribel el próximo día de Todos los Santos. No me cabe en la cabeza que para esas fechas no sea posible fundar un nuevo establecimiento. Le suplico envíe la respuesta con el Hermano que va a destinar para acá.

Es necesario que tengamos a alguien que siga a los novicios por doquiera, excepto en clase, y que pueda formarlos en el espíritu religioso. Este proyecto no puede sino ser ventajoso para todos. Lo vengo meditando desde hace bastante tiempo. Pero, ¿de dónde puedo tomar esa persona? me va Ud. a decir. Si no le es posible desprenderse del que tiene en el Hermitage, envíenos cualquier otro. Mándeme, aunque sea por un tiempo, al H.Ambrosio, o si no, al H.Justino, quien sabe si con eso curaremos la enfermedad del uno y la psíquica del otro.

Ud. no se imagina, P. Superior, cuántas dificultades experimento para establecer la reputación de nuestros Hermanos, sobre todo la del H.Ligorio ¡Cuán funestos son los cambios! Me parece que haría Ud. muy bien si le aconsejara que, dada su salud, me dejara la contabilidad. A pesar de mis esfuerzos, los alumnos se retiran; sin embargo, no desespero en apoyar a los Hermanos, buenos y queridos para mí, de quienes puedo dar fe han dado pruebas de estar animados de la mejor voluntad del mundo. La venida del Hermano que he tenido el honor de solicitarle los llenará de ánimo.

¿Sería tan amable de decir a los Hermanos Luis y Ambrosio que me siento muy avergonzado por no haberles respondido y que no he podido expresarles cuán gratos me han sido sus saludos de Año Nuevo.Y a los demás, los lisonjeros sentimientos que me han expresado en su carta colectiva.?

Tengo el honor de expresarle mi más profundo respeto, P. Superior, su muy humilde y seguro servidor,

DOUILLET.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 127.06

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