Carta a Marcelino

P. Jean-Claude Colin

1826-12-05

De las cartas que el P.Jean-Claude Colin escribió al P.Champagnat, cuarenta cuatro se conservan. Ésta es la más antigua. Los dos Fundadores estaban en diócesis diferentes: el P.Colin en la diócesis de Belley y el P.Champagnat en la de Lyon. Cada uno de ellos, en la respectiva región, servía de núcleo a un pequeño grupo de sacerdotes aspirantes a la Sociedad de Maria. El texto manifiesta cierta ascendencia del P.Colin sobre los dos grupos; expresa el deseo de reunión y de visita mutua; relata noticias; felicita el P.Champagnat por haberse apartado del P.Courveille y alude a una carta que Champagnat le había enviado. De todas las cartas que el P.Champagnat expidió al P.Colin apenas una se conserva (PS 55). (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

a 5 de diciembre de 1826.

Apreciable amigo:

[1] De regreso de dar una misión me encontré con su carta, lo que ha sido para todos una gran alegría. Sí, sigamos todos unidos por los lazos del amor a Cristo. Todos tenemos el mismo fin, la gloria de Dios y nuestra santificación. Durante un tiempo parecíamos destinados a vivir juntos. Dios nos había unido en ideales y sentimientos para realizar un proyecto común, para su mayor gloria. Pero los designios del Señor difieren de los de los hombres. El desea, por ahora, que sigamos unidos espiritualmente, aunque no físicamente; quiere que ustedes trabajen, por su lado, en una obra que considero entre las más importantes, mientras que nosotros nos dediquemos, por el nuestro, a otra que le dé también gloria. Nada resiste a la voluntad de Dios. Cuando llegue el momento nos reuniremos todos los hijos de María, bajo un mismo superior y una misma regla. Que la tardanza y las dificultades no nos hagan perder la confianza. Los proyectos del Señor se realizan sin prisas.

[2] Aplaudo y me alegro por el progreso de su querida comunidad. Le aseguro que tengo siempre presentes a sus amados Hermanos y no dejo de admirar las bendiciones del Señor a esta obra de los Hermanos, tan necesaria para formar a la juventud. ¡Qué dicha para ellos ser hijos de María, los hermanos de María, de una madre tan tierna y poderosa! Nosotros, mi querido amigo, también lo somos. El Colegio lo dirigimos con el Sr. Pichat, que se ha entregado por completo a esta obra. Hemos predicado dos misiones a la vez y mañana salimos para comenzar una más: será la cuarta que impartiremos desde el mes de octubre. Que el Señor nos ayude. De salud, bien. Las Hermanas aumentan y sus casas van bien. Sabrá Ud. que han tenido su ceremonia de profesión religiosa. Recuerde su promesa de venir por acá, lo esperamos después del jubileo. No defraude nuestras esperanzas. Estamos muy contentos de que Ud. haya podido deshacerse de sus compromisos con el Sr. Courveille. Este caso nos tenía preocupados por Usted. Han tocado para la cena. Un abrazo a todos en Jesús y María.

[3] Soy, con mi mayor estima y aprecio particular, su servidor, COLIN chico, misionero.

Mis saludos al P. Terraillon. Insisto que debería estar en Lyon.

Edición: CEPAM

fonte: OM 169; ch210004.doc; Original autográfica, AFM; editada en CSG, 1, pp. 143-144

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