Carta a Marcelino

P. Jean-Claude Colin

1840-02-29

De las cartas que el P.Colin dirigió al P.Champagnat, siguiendo el orden cronológico, este texto viene después de aquella carta del 22 de febrero de 1839, tan dura. Es interesante el cambio de tono que hay en los dos textos. De autoritario, no aceptando la discusión, el P.Colin ahora demuestra cordialidad, arrumbando su idea de interferir en la rama de los Hermanos, objetivo repetido varias veces: ?Medito hacer grande reforma en el gobierno y en lo proceder de los Hermanos y, para eso, cuento con su obediencia?. El cambio de actitud del P.Colin puede haber venido del encuentro que tuvo con el P.Chanut. El P.Colin se disgustó con el comportamiento tan independiente del P.Chanut. El cambio de actitud del P.Colin podría venir también por la salud tan estremecida del Fundador. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Lyon, a 29 de febrero de 1840

Estimado Señor y Cohermano:

[1] En mi viaje a Belley, Monseñor me expresó el deseo que tendría de que el terreno que compró en San Didier fuera tomado como deducción de la cantidad que él da a los Hermanos. Le prometí hablarle a usted de eso. Como los Hermanos gozarán del fruto de la tierra, creo que esos frutos compensarán ampliamente el gasto que se tenga que hacer por el terreno. Me habló también del Noviciado; le dije que de nuevo le hablaría a usted de ello. Puesto que eso le concierne sólo a usted. Monseñor piensa también que no tendrá usted éxito en la aprobación de sus Hermanos sino presentando los Estatutos de una Congregación de Hermanos ya aprobada y pidiendo solamente una extensión de la orden de aprobación.

[2] He recibido con agrado su respuesta y la de los Hermanos a mi escrito acerca de nuestros futuros arreglos. Como se lo he dicho a menudo, nunca tendremos dificultad entre nosotros: haré mis observaciones, expondré mis ideas, las que estoy muy lejos de creer infalibles; si no son aceptadas, seré el primero en renunciar a ellas.

[3] Había creído para ligar la rama de los Padres y la de los Hermanos deber establecer entre ellas una especie de dependencia mutua, poniendo las dos ramas en la necesidad de recurrir cuando fuese necesario, una a otra. No veía yo ninguna dificultad en que los Hermanos cambiasen de hábito, al pasar de una casa a otra, tanto más cuanto que era del interés de los Padres que esta mutación no tuviera lugar sino cuando hubiera una real necesidad; veía yo que, ya que aún en el Hermitage los Hermanos cambian de hábito para los trabajos, la cosa podía tener lugar para el tiempo que pasaran en nuestras casas. Tampoco pensaba yo que hubiese dificultad en que los Hermanos enseñantes recibiesen algunos novicios para nuestras casas, y era por medio de eso que pensaba yo unir las dos ramas una a la otra poniéndolas en el caso de proporcionarse mutuo servicio.

[4] Pero puesto que estos asuntos parecen presentarle, así como a sus Hermanos, dificultades, puesto que se siente hacia ellos repugnancia, gustoso renuncio a ellos. Por tanto no será cuestión de cambio de hábito ni de recibir en sus casas Postulantes para nosotros; la Providencia proveerá. Los hábitos de los Hermanos Lucas y Aureliano están hechos; esperar para recibirlos, que yo los autorice. No quisiera darla sino después de su contestación. Pero les diferiré esta autorización y si a usted le parece bien buscaré reemplazarlos lo antes posible, pues veo un inconveniente grave el tener en nuestras casas dos clases de Hermanos.

[5] Tomando Hermanos a nuestra disposición, volvemos a las primitivas ideas. Creemos eso conforme a la voluntad de Dios y aún necesario a la rama de los Padres. Además usted sabe tan bien como yo que varias veces usted mismo nos lo ha sugerido, y que la mayoría de los Cohermanos se ha declarado en favor de esta medida. A causa de ese cambio de hábito y de Hermanos, veo, a pesar mío, una dificultad en los comienzos a que los Hermanos enseñantes moren en nuestras casas de Padres. Lo sentirá usted como yo, pero más tarde, esta dificultad desaparecerá. A pesar de todo, mi deber es reglamentar tan bien las cosas que más tarde todo marche en paz y de acuerdo al espíritu de Dios; no puedo dispensarme de decirle que, mientras usted viva, no puedo para nada mezclarme en lo de los Hermanos enseñantes, por consiguiente podrá usted continuar gobernándolos según el espíritu de Dios, como hasta ahora, y si a causa de sus votos tiene necesidad de cualquier clase de permisos, se los doy en cuanto de mí dependa.

[6] Reciba los sentimientos de afecto y respeto con los que tengoel honor de ser, su muy humilde y obediente servidor,

COLIN, Superior. Saludos a los Hermanos.

Edición: CEPAM

fonte: CSG 01, 316

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