Carta de Marcelino – 314

Marcellin Champagnat

1840-01-16

Monseñor de Bonald, Obispo del Puy, acaba de ser nombrado Obispo de Lyon, para suceder al Cardenal Fesch, fallecido el pasado 13 de mayo. La noticia no se ha divulgado hasta enero ya que, en primera instancia, había rechazado el nombramiento. En cuanto lo supo, el Padre Champagnat se apresuró a redactar esta carta para presentarle sus respetos. Como en aquella época residía en París, era una ocasión excelente para ponerle al día de los trámites realizados para obtener la autorización legal. Por eso no se limita a esta sencilla carta, sino que le envía también todo un dossier con un resumen de la fundación de la congregación, una copia de la carta enviada al Ministro, el 27 de noviembre de 1837 (cf. Nº 159), con los dos complementos puestos al día: la lista de las escuelas regentadas por los Hermanos y la de las parroquias que pedían el mismo favor. Consideramos innecesario repetir aquí la carta al Ministro y esos dos complementos, de cuyos manuscritos carecemos, reproducidos en Circ. I, pp. 308 a 314, y en Abrégé des Annales, pp. 339 a 343. Por otra parte, es muy probable que estos documentos no hayan sido redactados por el Padre Champagnat.

Monseñor:

El Superior de los Hermanitos de María se atreve a adelantarse al feliz momento que debe traerle hasta nuestros parabienes y deseos y ofrece a Su Excelencia el homenaje de su profundo respeto y el de sus muy humildes felicitaciones. Todos hemos sentido la más viva alegría al conocer la feliz elección que le llama a gobernar la famosa Iglesia de Lyon. Embargados por la gratitud, nos hemos unido a todos los fieles de la diócesis para dar gracias al Señor por habernos dado, en su augusta persona, tan digno y santo prelado, un Pontífice tan celoso y caritativo.
Monseñor, nos ha acogido y protegido en la diócesis del Puy; bajo sus felices auspicios, hemos podido fundar en ella nuestras primeras escuelas; ¡qué no podremos esperar de su pastoral bondad ahora que vamos a ser sus hijos de manera muy especial! Monseñor, animados por la más dulce confianza, ya desde este primer momento nos atrevemos a adjuntarle un informe del estado actual de nuestra pequeña Sociedad y a reclamar en su favor el socorro de su poderosa protección.
Hace ya ocho años que reclamamos, sin poderlo conseguir, el beneficio de un real decreto que, al regular nuestra existencia, pondría a los Hermanos al abrigo de la llamada al servicio militar. ¡Qué felices seríamos, Monseñor, si pudiéramos deber, a su benevolencia y a su poderoso crédito, este favor tan precioso y tanto tiempo deseado! ¡Qué gratitud le deberán para siempre todos los hijos de María y en particular éste que Dios ha llamado a reunirlos y dirigirlos!
Con la dulce esperanza de que se digne aceptar mi súplica y de que, estando cerca de Su Majestad, le hablará en favor nuestro, tengo el honor de ser, con los sentimientos del más profundo respeto,…

Champagnat.

Fundación y estado actual de la Sociedad de los Hermanos de María.

El Sr. Champagnat, Superior y Fundador de los Hermanitos de María, habiendo sido elevado al sacerdocio en 1816, fue enviado como Vicario al municipio de Lavalla, cantón de St-Chamond (Loire).
La general ignorancia que allí se encontró, la incapacidad de los maestros, a quienes los padres confiaban sus hijos, le confirmaron muy pronto en el proyecto, que meditaba desde largo tiempo, de crear una Sociedad que, con menos gastos, pudiera ofrecer a los niños del campo y de las pequeñas ciudades el beneficio de la instrucción religiosa que los Hermanos de la Escuela Cristiana ofrecen con tanto acierto a los pobres de las grandes ciudades. Desde entonces, empezó a formar a algunos maestros bajo el nombre de Hermanitos de María, muy convencido de que este solo título le atraería un buen número de vocaciones. En pocos años, un rápido éxito justificó sus cálculos y superó sus esperanzas.
En 1824, bajo la protección y con la ayuda del Sr. Administrador de la diócesis de Lyon, sin otros recursos que la caridad de personas piadosas, levantó, cerca de la ciudad de St-Chamond, una amplia casa para instalar en ella la escuela modelo de la nueva Sociedad. Las vocaciones acudieron más numerosas que nunca.
En 1834, la asociación tenía un centenar de Hermanos, con trabajo activo en un gran número de municipios, y cincuenta novicios que se preparaban a seguir las huellas de los primeros. La Sociedad cuenta hoy con unos trescientos Hermanos. Cincuenta escuelas han sido fundadas y siguen prosperando en los ocho departamentos de Rhône, Loire, Isère, Haute-Loire, Ardèche, Saône-et-Loire, Ain y Pas-de-Calais.
El Obispo de Autun acaba de ofrecer a la Sociedad el castillo de Vauban, cerca de Semur-en-Brionnais, para fundar una segunda casa de noviciado, y el Señor comienza a bendecirla. Una tercera casa de esas características var a ser abierta en Lorgues, departamento del Var, al final de 1840. Nos llegan de todas partes numerosas peticiones para nuevas escuelas. No queda más remedio que reconocer la obra de Dios y de la Santísima Virgen, en un éxito tan extraordinario y tan desproporcionado a la debilidad de los medios. Pero a los Hermanos de María les falta dar un gran paso: el de hacer regularizar por un real decreto su existencia ante el Gobierno.
Para ello se han realizado numerosas gestiones. El Consejo Real, en su sesión del 28 de febrero de 1834, reconoció y aprobó los estatutos de la Sociedad y, en dos ocasiones posteriores, los revisó y aprobó también. Se han interesado en su favor un gran número de diputados, en especial los Sres. Ardaillon, Durozier, Lanyer, Lachèze, Fulchiron, Girod de lAin, Beaude, actual consejero de Estado, y Sauzet, Presidente de la Cámara. El Consejo General del departamento de la Loire, comprendiendo que los Hermanos de María, al limitarse a cobrar anualmente 400 francos por Hermano y al permitir a los municipios percibir una retribución mensual de los alumnos, ofrecían a las diferentes localidades el medio más fácil de tener buenos maestros, ha solicitado por unanimidad la aprobación de la Sociedad.
Durante su último viaje a Paris, el Sr. Champagnat supo que el Decreto tan deseado estaba ya redactado, pero que obligaba a los Hermanos de María a no enseñar más que en los municipios de 1.200 almas o menos. Con la ayuda de personas influyentes consiguió hacer retirar este decreto, que quitaba a la Sociedad casi todos sus centros. En esa misma ocasión, se apresuró a aceptar, a pesar de lo lejano del lugar y por una petición oficial del Ministro de Instrucción Pública, la escuela de St-Pol (Pas-de-Calais), ciudad de unos cuatro mil habitantes, esperando que ello quitará al Gobierno la idea de incluir una cláusula así en la aprobación de los Hermanos de María. El Sr. de Salvandy le ha hecho decir después, por mediación del Sr. Obispo de Belley, que si quería aceptar los estatutos de una congregación ya reconocida, obtendría inmediatamente su aprobación. Aunque esta condición nos resulte bastante dura, sobre todo porque los estatutos de la Sociedad de los Hermanos de María ya han sido aprobados, se decidiría a aceptarla antes que continuar, por mucho tiempo, en la penosa situación en que ahora se encuentra. Por otra parte, todos los documentos exigidos por el Gobierno y los que servían para apoyar las peticiones del Sr. Champagnat están en manos del Sr. Delebecque, primer jefe de departamento en el gabinete de Instrucción Primaria.
Bien a pesar suyo, el Sr. Champagnat se ve en la imposiblidad de emprender por tercera vez el viaje a Paris para presentar personalmente a Su Excelencia su humilde solicitud; pues sus indisposiciones, cada vez mayores, le quitan cualquier posibilidad de efectuar tan largo viaje. Sólo le resta arrojarse con todos los Hermanos de María a los pies de su digno Arzobispo, para conjurarle se digne tomar buena nota de este pequeño informe y utilizarlo según las benevolentes intenciones de su paternal bondad y para que siga adelante el éxito de una empresa que tan vivamente les interesa. Nada podrá igualar la gratitud que todos sentirán, excepto el respeto, el amor y la religiosa sumisión que para siempre dedican a Su Excelencia.

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Según la minuta, AFM, RCLA 1, p. 166, n.° 212, publicada en Circ. 1, p. 301 y en AA, pp. 304-305.

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