Carta de Marcelino – 322

Marcellin Champagnat

1840-02-14

En los Annales de Vauban (AFM, 212.54, pp. 4-5), el Hno. Avit nos dice que «durante las primeras semanas, los Hermanos no tuvieron capellán... Monseñor les envió pronto como capellán al Sr. Beurrier. Era un sacerdote muy serio que hubiera podido prestar grandes servicios a los Hermanos, pero fue reemplazado muy pronto por el R. P. Ducharme, un santo sacerdote que sólo se preocupaba por las cosas de su ministerio.» Fue este Sr. Beurrier quien recibió al Padre Champagnat cuando fue a visitar por primera vez el castillo de Vauban, pues Monseñor lo había colocado allí como administrador desde la adquisición del inmueble hasta la toma de posesión de los Hermanos. Se comprende así que, habiendo vuelto como capellán, se ocupara también de la organización material, cosa que ya había hecho antes para preparar la llegada de los Hermanos. La carta que escribió entonces al Padre Champagnat, el 5 de septiembre de 1839, demuestra que sentía un interés real por la casa. «Sigo haciendo cuanto puedo por el bien de la casa. En este momento hago revisar todos los tejados...» (Annales citados, p. 2.) Así pues, el Padre Champagnat se dirige aquí a un verdadero amigo.

Rdo. Señor:

Las camas, de las que habíamos hablado, ya están terminadas. El 17 de febrero las he hecho llevar a Lyon, a casa del Sr. Bailly, sucesor del Sr. Comte , en los patios de los Archers. Dejo a su cargo y a su buen criterio la forma de recogerlas en esa dirección o de ponerse de acuerdo con el Sr. Párroco de Chaufailles, que ha tenido la amabilidad de ofrecerse, para hacerlas llegar hasta su casa.
Sr. Cura, sigo recomendándole de manera muy especial la casa de Vauban. Conociendo su celo, su prudencia y el gran interés que siente por esta obra, le encomiendo la dirección, tanto de la parte espiritual como temporal, y le ruego comunique mis intenciones a los Hermanos. Tengo la completa convicción de que hará usted cuanto pueda para asegurar su acierto y favorecer su desarrollo. Por eso me siento incapaz de expresarle en qué gran medida la Sociedad de Maria se siente agradecida por todas las bondades que tiene usted para con ella. Por mi parte, veo con una inmensa satisfacción el hecho de que Monseñor, al alabar vuestro celo, vuestro desinterés y vuestra habilidad para dirigir una casa, no había hecho sino anticipar los sentimientos, llenos de afecto y gratitud, que una feliz experiencia me ha venido a confirmar.
Espero, Sr. Cura, encuentre la manera de interesar también en esta obra a los excelentes Párrocos de la diócesis de Autun y aumentar, por su mediación, el número de vocaciones que se encuentran en Vauban. Sirvase aceptar que, por nuestra parte, haremos cuanto esté en nuestro poder para responder a tan generosos esfuerzos y darles pruebas eficaces del sincero y respetuoso afecto con el que tengo el honor de ser, etc.,

Champagnat

Edición: Crónicas Maristas V - Cartas del P. Champagnat - 1985 - Edelvives

fonte: Según la minuta, AFM, RCLA 1, pp.174-175, n.° 218.

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