Profesiones religiosas en la Provincia Norandina
El día 11 de diciembre 10 Hermanos de la Provincia Norandina han renovado sus compromisos de fidelidad a Dios nuestro Señor, en el Instituto de los Hermanitos de María.
La ceremonia de Profesión tuvo lugar tras dos días de preparación inmediata en clima de oración y diálogo con el Señor y llevados de la mano de María, ?de quien se aprende a llevar el peso de Dios y de todo lo que es Dios, lo que Dios ha querido colocar sobre nuestros hombros?, en expresión del P. Antonio Orozco Decros en ?El adviento de María?. Tuvo lugar en la Casa de Convivencias de la Comunidad de Hermanas Carmelitas Misioneras, en Bogotá. Celebró la Eucaristía el P. Carlos Anderson Acevedo y recibió los votos el H. Laurentino Albalá, Provincial.
Días anteriores habían renovado sus votos en Ecuador los Hermanos Francisco Javier Benavides en Sucumbíos, el 16 de noviembre y Samuel Benedetto Santacruz, el 22 de noviembre en Macará; el 22 de diciembre lo hará en Los Teques, Venezuela, el H. Crisóstomo Javier Rosero y el 08 de diciembre tres novicios hicieron su primera profesión en Medellín
De las manos de la Buena Madre estos jóvenes Hermanos han decidido continuar tras las huellas del Maestro para hacer realidad en sus vidas el sueño de Champagnat. Están conscientes de que en su vida les puede faltar el vino de muchas cosas: a veces el vino de la fe, de la esperanza, de la caridad; el vino de la ilusión, del entusiasmo, de la oración. Pero confían contar siempre en la súplica de María a su Hijo Jesús: ?No tienen vino?, súplica que será debidamente atendida.
Damos gracias al Señor y a nuestra Buena Madre por este grupo de jóvenes que con este gesto aportan la riqueza de su espíritu y corazón, su entusiasmo y deseo de autenticidad. (cfr Const art 53). Por ello con el salmo 91 seguiremos ?proclamando por la mañana la misericordia del Señor y de noche su fidelidad?
Con Isaac Newton podemos con orgullo afirmar: ?Si he podido ser más que los demás, es porque me he parado en los hombros de un gigante?, en los hombros de Dios?
H. Isaac Revilla