24 de octubre de 2012 MéXICO

Provincia Marista de México Occidental

La Provincia Marista de México Occidental ha iniciado, desde hace casi dos años, un proceso retador que nos sitúa en clave de renovación, de fortalecimiento y de cambio de perspectiva: el Proceso de Fortalecimiento Institucional, y que ha generado un documento llamado: “Agenda Estratégica para la Renovación y Fortalecimiento Institucional”. Este documento expone las decisiones fundamentales, con las que debe comprometerse firmemente la Comunidad Provincial, sólo así avanzará en su objetivo de renovar y fortalecer la vivencia del Carisma y la Misión Marista y transmitirlos a las generaciones futuras.

Desde su inicio, este proceso de renovación y fortalecimiento institucional ha convocado a todos, y sólo con todos, hermanos y laicos maristas atraídos por el llamado de Jesús, a imitación de María e inspirados por Champagnat, podrá seguir adelante.

Por ello, los días 21 y 22 de septiembre nos hemos reunido en la ciudad de Guadalajara los directores de las obras maristas y los animadores de las comunidades religiosas para iniciar el plan de comunicación de la Agenda Estratégica. Queremos que todos conozcamos y comprendamos los retos y las implicaciones que las decisiones fundamentales nos plantean. También asistieron a esta reunión los hermanos capitulares electos para el próximo Capitulo Provincial, tiempo privilegiado de diálogo, de reflexión y de toma de decisiones para la animación y gobierno de la vida provincial.

Leer más: http://www.maristas.org.mx/portal/content/proceso-de-fortalecimiento-institucional-documentos


 

A continuación compartimos la experiencia de algunos hermanos y laicos, participantes en la reunión antes mencionada.

El Hno. José Contreras expresa: “Con este leitmotiv a la vista y en el corazón, nos reunimos para estudiar el documento mencionado y dar nuestras opiniones sobre las decisiones que ahí se nos proponen. Este encuentro de hermanos y seglares maristas con este propósito concreto es un paso hacia lo que nuestro último Capítulo General nos indica: establecer una nueva relación entre hermanos y seglares maristas para facilitar el nacimiento de una nueva época de la vivencia del carisma marista. Es una idea nueva. Y todas las ideas nuevas son frágiles y vulnerables pero cuando maduran son invencibles.  La idea que tuvo Marcelino de fundar un instituto de hermanos en sus años de seminario no tenía la robustez que adquirió con su experiencia en La Valla y, sobre todo, con la “experiencia Montagne”.

También la Sra. Patricia Ríos nos cuenta su experiencia: “habíamos escuchado el saludo del H. Eduardo Navarro, provincial, recordando el proceso previo en todas las obras, y las palabras del Dr. Leonel Zúñiga contundentes y urgentes: no hay que esperar más tiempo para poner en práctica las decisiones estratégicas. El deseo de conocer más a fondo de qué trataban cada una de esas 10 decisiones era una motivación importante para aceptar con docilidad y gusto la actividad propuesta. Los diálogos en cada una de las reflexiones en equipos fueron dando cuenta de las distintas formas de ver y comprender un mismo texto. Fueron tiempos valiosos, en los que se reafirma la calidad humana de todos los participantes, al escuchar con respeto a quien ofrecía su testimonio; al expresar con libertad ideas, temores, dudas, desacuerdos; al percibirse por encima de las diferencias de opinión y pensamiento, el anhelo compartido de hermanos y laicos, de avanzar, de mejorar, de preservar y difundir el carisma, la espiritualidad, la vida marista, de “estar al inicio de un nuevo amanecer”.

Al mismo tiempo, uno de los sentimientos que han surgido y se han hecho notar es el de la esperanza, en palabras del Hno. Héctor Dessavre: “han despertado mi esperanza las palabras del provincial. Han despertado mi esperanza las palabras de Leonel. Ha despertado mi esperanza el escuchar a tantas(os) laicas(os) llenos de ella ante lo que puede ser. Ha despertado mi esperanza, el ver a mis hermanos maristas que, aunque un tanto temerosos, quieren caminar” y finaliza su compartir con un grito fuerte “¡tengo esperanza!”.

El Sr. Alfonso Villa comparte: “El clima en los diversos grupos participantes fue de compromiso, de reflexión, de preocupación y responsabilidad por la situación que se vive en las obras maristas. Se reconoció que en el Instituto Marista hay una tradición rica y sólida, que ha dado muestras a lo largo de los años de saber leer con inteligencia y prudencia los signos de los tiempos, para responder a ellos en el seno de las iglesias locales y en el seno de los diferentes escenarios sociales. Se nos plantea el reto de ser fieles a esta tradición, de mantenerla; pero sobre todo de acrecentarla con nuestro compromiso y con nuestra inteligencia en los retos que presentan los nuevos tiempos y las nuevas sociedades”.

En este nuevo amanecer, donde hablamos más que de una época de cambio, de un cambio de época, como proféticamente expresara nuestro hermano Provincial; de nuevo el Hno. José Contreras expresa: “Quienes tengamos la dicha de haber contemplado amaneceres sabemos de penumbras que parecen fantasmas para convertirse en formas y figuras perfectamente delineadas a medida que la luz solar aumenta. El inicio de este nuevo amanecer de nuestro Proceso de Fortalecimiento Institucional es algo parecido a la experiencia de los amaneceres. Es la luz del Espíritu Santo y nuestro propio esfuerzo lo que nos irá haciendo capaces de ver con más y más claridad lo que debemos de asumir como riesgos y lo que debemos de dejar como lastre que nos impide avanzar. “No pido ver el horizonte lejano. Sólo pido luz para dar un paso adelante”, dicen que dijo el Beato John Henry Newman. Y yo digo lo mismo”.

Finalmente, y luego de dos días de compartir, de escuchar, de leer, de orar juntos y de alimentar la esperanza y la pasión marista en nuestros corazones, Paty Ríos comparte: “terminamos el encuentro con la certeza en el corazón de que hay una luz al final del túnel. Seguramente el camino a recorrer que plantea la Agenda, no será precisamente un sendero recto y sin obstáculos. Se vislumbran dificultades, retos, subidas y bajadas. Sin embargo, la misión que nos convoca, el carisma que compartimos como don de Dios, y la formación que nos caracteriza, nos hace creer con fe y esperanza que nuestra capacidad de transformación, nuestra creatividad y amor al trabajo,  permitirán cumplir con los objetivos e incluso superarlos. Después de todo, “si las cosas que valen la pena fueran fáciles de hacer, cualquiera las haría”…

¡Gracias!

Hno. Agustín Acevedo Sánchez, FMS

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