18 de noviembre de 2010 GUATEMALA

Vida marista

Laudetur Jesus Christus et Marie Mater eius. Con esta oración de alabanza despertábamos a la jornada diaria. Así lo aprendimos desde nuestros primeros días en las casas de formación (Carrión, Pontós y Miranda de Ebro – España). Dando gracias al Buen Dios y a su Madre María que nos ha acompañado siempre, deseo saludar y agradecer a los hermanos maristas la invitación que nos hicieran el pasado día 17 de octubre para un día de encuentro y convivencia. En la casa marista aprendimos a amar y alabar a Dios. La formación que recibimos, las letras que aprendimos, la oración comunitaria y personal, el amor por el trabajo, que nos enseñaron aquellos hermanos de sotana y crucifijo en el pecho, que se entregaron y dieron su vida, para que nosotros creciéramos, es sin duda el fundamento de nuestras vidas: vida de fe y de servicio a los demás. Sentimos a los hermanos como nuestros. Sentimos pertenencia. Sentimos el aire refrescante de la familia marista. Somos parte de esa gran red de la misión de los maristas en el mundo de hoy. Quienes un día formamos parte del Instituto llevamos en nuestro corazón y en nuestras vidas las enseñanzas de aquellos hombres ejemplares que nos educaron. Hemos adoptado y hecho nuestro, gracias a lo que vivimos en la vida marista, el mensaje cristiano de ?quien quiera ser el primero sea el servidor de todos?, al modo de María y a la sombra de las virtudes marianas de sencillez, humildad y modestia.Gracias por acercarnos más y compartir con quienes un día compartimos los mismos ideales y la misma vocación. Ahí aprendimos los valores y principios humanos y cristianos que han inspirado nuestros quehaceres y actuares de nuestras vidas personales y profesionales. En la casa de todos, en el Colegio Liceo Guatemala nos reunimos para encontrarnos y rememorar lo que fueron nuestros primeros pasos en la vida cristiana. En un ambiente marista, franco, sencillo y de hermandad, como fue nuestro origen personal e institucional, el hermano Hipólito Pérez, provincial, nos saludó y nos compartió las obras y los retos de los hermanos maristas en la Provincia. En imágenes recordamos lugares y compañeros, maestros y amigos. A lo largo del encuentro, escuchamos, nos escucharon y pusimos en común parte de nuestras vidas, de lo que hoy somos y hacemos y de nuestros deseos por seguir siempre unidos a la misión y obra educadora marista. Se vivieron momentos plenos de alegría, unidad y satisfacción de nuestro pasado común.Nos comprometimos a seguir comunicándonos, a seguir en las pistas y caminos de la espiritualidad mariana AD JESVM PER MARIAM. A reflexionar juntos un nuevo modelo que nos integre plenamente en la vida del Instituto. Celebramos en la eucaristía el encuentro y compartimos en la mesa la amistad que nos ha unido. Desde este espacio rendimos nuestra gratitud, nuestra admiración y respeto a todos los hermanos que nos formaron y mimaron en la fe de nuestros padres y que nos mostraron el rostro de Dios. A ellos que gozan y comparten ya la mesa del Señor, ¡GRACIAS! Cada uno de los que compartimos este especial domingo 17 de octubre de 2010, estamos empeñados en que los carismas y ministerios que nos han sido encomendados estén siempre al servicio de los demás y de los menos favorecidos. No es una tarea fácil. De la mano y contando con el auxilio del Buen Dios, todo se nos facilitará. El P. Champagnat sin duda que estará feliz de ver a sus hijos, religiosos y laicos, unidos y compartiendo la alegría de ser maristas. Lo pudimos vivir. Disfrutamos, rememoramos, y agradecimos este gesto de la comunidad marista en Guatemala. Gracias hermano Hipólito. Nos hiciste sentir de la casa. Esperamos seguir siendo maristas y compartiendo vuestro afecto y siempre unidos por la fuerza de la oración. Fue una experiencia propia del espíritu de los primeros hermanos.______________Tomás Martínez

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