29 de julio de 2023 CASA GENERAL

30 de julio: Día Mundial contra la Trata de Personas

“Cuando Dios creó al hombre, lo creó semejante a Dios mismo. Hombre y mujer los creó, y les dio su bendición… y Dios vio que todo lo que había hecho estaba muy bien” (Gn 1,27-28.31)

¿Por qué, si Dios nos creó iguales, tenemos la necesidad de hacer distinciones entre nosotros? Esta parece ser la eterna pregunta cuando, los cristianos, nos enfrentemos a las diferencias entre nosotros. Afortunadamente, como Maristas, somos plenamente conscientes de esta igualdad esencial entre los seres humanos, sin importar edad, sexo, religión, raza… Todos hemos leído las palabras del papa Francisco, en Fratelli Tutti, invitándonos a retomar la fraternidad universal. Él, a través de toda la encíclica, nos ofrece pistas para pensar, para rezar y para actuar, en pos de una fraternidad inclusiva, especialmente hacia los más desfavorecidos de nuestra sociedad.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos nos recuerda esta dignidad fundamental de todos los seres humanos en el artículo 1: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”. En esta igualdad es donde se sustentan el resto de los derechos. Unos derechos que deberían ser constitutivos de cada uno de nosotros, si bien tantas veces se van incumplidos en muchas de nuestras sociedades y para millones de personas en nuestro mundo.

Como Maristas de Champagnat estamos llamados a tomar conciencia de la lacra que supone que tantas personas no puedan disfrutar de los derechos que les corresponden por su condición de seres humanos. Somos conscientes y se nos invita encarecidamente a seguir actuando en favor de quienes no disfrutan plenamente de sus derechos. Por esto mismo, el mensaje que nos entregó el XXII Capítulo General, nos exhorta en varios lugares a trabajar en favor de la “promoción y defensa de los derechos”, particularmente de los niños. Siguiendo las palabras del capítulo, todos los Maristas de Champagnat, hermanos y laicos, podríamos preguntarnos: ¿Estamos respondiendo audazmente en la defensa de los más pobres y vulnerables?

La respuesta que estamos dando a los pobres de nuestras sociedades están siendo cada vez más decididas. El trabajo en favor de los derechos, en nuestras obras educativas, es cada día más sistemático y mejor organizado. La labor que se realiza en las instancias internacionales, particularmente ante la Organización de las Naciones Unidas, se va consolidando en muchas partes del Instituto, especialmente a través de los informes EPU. Es para estar satisfechos con el trabajo que se realiza, aunque aún queda mucho camino por recorrer. ¿Podríamos incluir la trata de personas en nuestros informes? Las propias Naciones Unidas reconoce esta grave violación de los derechos.

En el mes de junio se reunía el Grupo de Trabajo de “Derechos del Niño”, a nivel de todo el Instituto. Los participantes estuvieron reflexionando sobre cómo podemos seguir creciendo en nuestra promoción y defensa de los derechos humanos, especialmente enfocados en los niños y jóvenes. De al reflexión salieron algunas actuaciones concretas que nos permitan seguir avanzando, que nos lleven a una mayor conciencia como congregación, que nos unan cada vez más como familia carismática global, que nos posibilite ser faro de esperanza para nuestro mundo, actuando con  una creatividad que nos permita seguir caminando con los niños y jóvenes marginados.

Terminamos este artículo recordando el llamamiento que nos hace el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti, en el número 285, a vivir y actuar desde “la fraternidad humana que abraza a todos los hombres, los une y los hace iguales”, y hacerlo “en el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en derechos, en deberes y en dignidad”. Y eso es lo que queremos seguir haciendo a través de la educación Marista, dando educación y oportunidades a niños y jóvenes de los cinco continentes.

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H. Ángel Diego García Otaola

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