31 de octubre de 2008 KENIA

Animadores laicos y hermanos maristas en África y Madagascar

Entre los días 18 y 31 de septiembre se reunió en Nairobi un grupo de laicos y hermanos que participó en un seminario, animado por los hermanos Teófilo Minga y Pau Fornells. El objetivo principal de dicho seminario era preparar animadores laicos maristas, sobre todo en la perspectiva de la espiritualidad marista. Participaron en el seminario 22 personas, de 12 países de África. Abajo reproducimos la carta del H. Peter Rodney (Consejero generale y Presidente de la Comisión de Vida Religiosa) enviados a los participantes.

A cada uno de ustedes reunidos en el Seminario de Nairobi, saludos desde Roma.
Durante años, el Consejo General ha tenido un sueño. Hemos querido reunir Maristas de toda África y ofrecerles una oportunidad de profundizar su espiritualidad, sobre todo en su dimensión Marista. Este sueño ha tomado varios años, hemos hecho mucho trabajo preparatorio, hemos debido posponerlo una vez, pero finalmente el seminario se ha realizado y ahora está a punto de concluir.

El Hno. Seán y el Consejo del General agradecen a cada uno de ustedes, el haber dejado compromisos relacionados con sus familias y su trabajo para estar presentes en este seminario. Apreciamos profundamente la capacidad, la dedicación y la espiritualidad profunda del Equipo que ha compartido con ustedes los contenidos del seminario durante estos días. Queremos agradecer públicamente a los hermanos Teófilo, Pau, Mario y Christian. Sin el apoyo de nuestros Hermanos de Nairobi, el seminario no habría sido posible. A ellos, el Consejo General ofrece también su gratitud. Tampoco, sin el apoyo financiero de Missio – Aachen, el seminario se habría realizado. Con un sentido profundo de agradecimiento, reconocemos su generosidad y compromiso en la formación espiritual de África.

En estos días orando por vuestro seminario, recordé varias veces la historia de los discípulos de Emaús [Lucas 24: 13-35]. Es una historia muy humana, en ella encontramos nuestras propias emociones. Los discípulos empezaron su camino algo confundidos y perdidos. Quizá ustedes se sentían así cuando fueran seleccionados para el seminario de Nairobi. Probablemente estaban un poco confundidos al pensar qué se haría en el seminario, y estarían también un poco ansiosos al pensar qué esperarían de ustedes al volver a sus provincias.

A medida que los días del seminario avanzaban, probablemente descubrieron que Jesús (con María y Marcelino) estaba en medio de ustedes. Así como ustedes han compartido su propia experiencia y espiritualidad. Mientras los líderes del seminario desarrollaban la mayoría de las explicaciones, ¿no descubrían ustedes a otros Maristas de su entorno? Los discípulos de Emaús reconocieron a Jesús en la fracción del pan. Para ustedes, seguramente hubo muchos momentos en que descubrieron otros Maristas y se sintieron en comunión con ellos. Esto es lo que nosotros llamamos el espíritu de la familia marista. Lucas nos dice que los ojos de los discípulos se ?abrieron?. Quizá ésta fue también su experiencia: contemplar un mundo mucho más ancho ? el mundo Marista ? con una rica espiritualidad y con actividades apostólicas que todos los días realizan cosas maravillosas para miles y miles de jóvenes africanos. Quizá sus ojos se han abierto a la espiritualidad y misión que juntos compartimos: los Hermanos Maristas y los Laicos Maristas, cada uno con un rol y una responsabilidad, distintos pero complementarios.

La historia de Emaús concluye diciendo que ?el corazón de los discípulos ardía dentro de ellos? a causa de su encuentro. Entonces, ellos se apresuraron a volver a Jerusalén para compartir con los otros discípulos lo que habían experimentado. Ésta es mi oración para todos ustedes: oro para que el compartir de estos últimos días traiga el fuego a sus corazones al pensar en vuestra conexión a la espiritualidad Marista y vuestra relación con otros Maristas. Yo espero que el seminario os haya llevado al punto de realmente querer compartir esta experiencia tan rica con otros.

Cuando los discípulos de Emaús volvieron a Jerusalén, no hicieron grandes cosas; no, ellos compartieron su historia muy sencillamente con los otros discípulos. No enseñaron. No instruyeron. ¿Cuál fue la respuesta a su compartir? Los otros contestaron: creemos en lo que están diciendo porque están describiendo nuestra propia experiencia también. No era que un grupo enseñara a otro grupo. Era, ante todo, un grupo que compartía su experiencia, poniéndola en palabras. Fueron esas palabras las que hablaron a otras personas, porque eran verdad también para ellos mismos.

Que todo lo que ustedes han planeado sea bendecido. Que sus palabras encuentren una resonancia en las vidas de los Maristas de su Provincia, comunidad, escuela. Que sus palabras abran los ojos a tantos otros y que puedan hacer ?arder? muchos corazones.

Jesús, que estaba en medio de los discípulos de Emaús, estará también con ustedes. San Marcelino y los Primeros Hermanos, cuya espiritualidad estuvieran compartiendo, estarán con ustedes. Como Maristas, sabemos que María, Nuestra Madre Buena, hará todo lo que pueda para su familia. Ella también estará con ustedes.

Con mis oraciones fraternales y mis mejores deseos para todos vosotros

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Hno. Peter Rodney
Presidente de la Comisión de Vida Religiosa

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