Comunidad Fratelli de Melilla: un proyecto conjunto de Maristas y Lasallistas para ayudar inmigrantes
Los hermanos Maristas de la provincia Mediterránea y los hermanos Lasallistas del distrito ARLEP han logrado materializar el proyecto común “Comunidad Fratelli Melilla”, cuyo objetivo es orientar, educar y ayudar a inmigrantes y refugiados presentes en Melilla, una ciudad española ubicada en el norte de África, que en el último trienio ha visto incrementar su flujo migratorio.
Forman parte de la comunidad 4 hermanos Lassallistas (Jesús Bejarano Busto, Juan Antonio Esteban Milla, Eulalio Sánchez Huertos, Crescencio Terrazas Olalla) y 1 hermano Marista (José Luis Elías Becerra).
Los hermanos José Luis Elías (Marista) y Jesús Bejarano (Lasallista) hablan a continuación sobre la Comunidad Fratelli de Melilla.
¿Cuándo y cómo nació la iniciativa de formar la Comunidad Fratelli Melilla?
La iniciativa parte de los consejos provinciales de los Hermanos de la Salle y Maristas, a lo largo del año 2019, tras la experiencia previa de comunidad intercongregacional en Bonanza. Se decide iniciar el Melilla la nueva comunidad aprovechando la infraestructura y la comunidad existente de HH. de la Salle, que dirigen un colegio desde 1912. También desde hace 12 años funciona en el colegio una asociación, proyecto Alfa, dirigida a la alfabetización de mujeres musulmanas, colectivo muy vulnerable en la ciudad.
¿En qué consiste el proyecto de trabajo de la comunidad?
El primer año fue de contacto con la realidad, trabajando en el colegio y tomando contacto con las realidades de trabajo con emigrantes y refugiados existentes en Melilla. La idea, a pesar del frenazo de la pandemia, es iniciar actividades específicas este curso en torno a tres líneas de trabajo:
- Escuela de segunda oportunidad (área inserción sociolaboral): la experiencia nos demuestra que las posibilidades de inserción en sociedad de personas inmigrantes dependen de un acompañamiento personalizado y de una capacitación profesional. Por ello, se plantea la implementación de una E2O en la ciudad autónoma de Melilla, que conlleve las siguientes actividades para mejorar la empleabilidad de los/as beneficiarios/as: acompañamiento individualizado, orientación académica y profesional, desarrollo de competencias personales, educación de adultos, acciones de capacitación profesional y experiencias prelaborales.
- Hogar de emancipación (área residencial): los procesos migratorios de los/as jóvenes extutelados/as, las escasas alternativas que ofrece la ciudad de Melilla, y la cantidad de jóvenes en situación de calle justifican la puesta en marcha de un Hogar de Emancipación. La propuesta inicial sería para seis jóvenes, en estancia temporal, y como recurso puente hacia otros similares en la península, con la finalidad de acompañar personal y grupalmente en las diferentes dimensiones: desarrollo personal, vida autónoma, convivencial, administrativa, sanitaria, formativa, ocupacional y sociocultural, entre otras.
- Ocio y tiempo libre saludable (área socioeducativa): la importancia del acompañamiento educativo en el ocio y tiempo libre que ambas congregaciones incorporan a su misión determinan la propuesta de desarrollar un Plan de Actividades de Ocio y Tiempo Libre.
Éste contemplaría la realización de actividades semanales como sesiones educativas, talleres, actividades deportivas o salidas culturales y el desarrollo de una Escuela de Verano para niños y niñas de 11 a 16 años con prioridad aquellos que se encuentran en Centros Residenciales de menores o Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes (CETI).
¿A quiénes ofrece asistencia la comunidad?
Aparte de la actividad colegial, la comunidad está desde hace años implicada en la alfabetización de mujeres musulmanas (Proyecto Alfa). Ahora iniciamos el trabajo de apoyo y alfabetización con jóvenes que han pasado la frontera, menores no acompañados, y nuestra intención es también trabajar con estos jóvenes en el momento clave de su emancipación, al cumplir la mayoría de edad y salir de las estructuras asistenciales que ofrece la ciudad autónoma para ellos.
¿Cuál es la situación legal, social y de salud de los inmigrantes asistidos por la comunidad?
Las mujeres usuarias del Proyecto Alfa son generalmente mujeres que carecen de documentación y por tanto que les incapacita para poder acceder a los cursos de alfabetización que ofrece la Ciudad Autónoma.
Los jóvenes con los que trabajamos tampoco tienen arreglada su documentación y es difícil que los menores salgan del servicio de protección con su documentación formalizada. Estos chicos tienen difícil acceso a la Península y muchos de ellos o pasan de forma ilegal o se quedan estacionados en Melilla a espera de arreglar su documentación.
En el apoyo a los jóvenes que se encuentran en el Centro Temporal de Inmigrantes (CETI) solemos encontrarnos con jóvenes refugiados que aún no han conseguido su permiso de asilo.
Hasta el momento, ¿cuántas personas han sido ayudadas por la comunidad?
En el Proyecto Alfa venimos atendiendo a unas 100 mujeres por curso. Los jóvenes con los que hemos trabajado tanto en las colonias de verano como en los cursos de alfabetización rondan también el centenar atendidos.
¿Puedes describir un poco el contexto social de este lugar?
Melilla es un territorio marcado por su geografía, su historia, su valor geopolítico, su predisposición al intercambio comercial y su mestizaje. Tiene unos 12 kilómetros cuadrados de superficie y cerca de 90.000 habitantes. Es una de las Plazas españolas en el norte de África, donde el Mediterráneo conforma su frontera marítima natural al Este, y cuenta con unos 12 kilómetros de frontera terrestre con Marruecos al Oeste, frontera delimitada por la tristemente famosa valla, y habilitada por cuatro puestos fronterizos oficiales.
Melilla, como otros puntos de la denominada Frontera Sur de Europa localizados en la Península, ha visto incrementado su flujo migratorio irregular en el último trienio, principalmente motivado por las dificultades extras que han aparecido en el Mediterráneo Central (Italia) y Oriental (Grecia).
Durante 2018, se calcula que unas 6000 personas entraron irregularmente en Melilla, de las cuales 4.821 entraron por vía terrestre y 918 por vía marítima. A diferencia de lo que se piensa, la mayor parte de las personas que usaron la vía terrestre entraron por los puestos fronterizos oficiales, ayudándose de documentación ajena o falsificada y aprovechando la similitud de rasgos étnicos, pues se trató mayormente de argelinos, tunecinos y sirios, con lo que se confunden fácilmente con la población que circula diariamente por la frontera con fines comerciales. Mientras que una minoría protagoniza los “saltos de la valla” o procura la entrada escondida en vehículos, generalmente la de procedencia subsahariana (Malí, Guinea Conakri, Costa de Marfil) o de otro origen étnico. Las entradas por mar se realizan en embarcaciones de mala calidad o incluso a nado.
Los menores extranjeros no acompañados (MENA) han experimentado un incremento durante los últimos años. Según el Ministerio del Interior, durante 2018 han llegado a Melilla 1090 menores. Las chicas no llegan al 20% y son atendidas en los Centros Divina Infantita y Gota de Leche; los chicos van al Centro de Menores Fuerte de la Purísima, donde viven en condiciones difíciles por haber casi triplicado su capacidad original (en 2020 rondaban los 900 internos en este centro).
Durante la pandemia un grupo de casi 200 de estos menores se ha trasladado a otras instalaciones (Fuerte de Rostrogordo, en parte con barracones de madera) para aliviar un poco la situación de hacinamiento.
En los últimos meses el número de residentes va disminuyendo al salir de los centros asistenciales los que cumplen 18 años. Al mismo tiempo hay menos ingresos de menores en los centros porque la frontera permanece cerrada desde marzo. Estos jóvenes que salen del recurso de Menores salen normalmente sin documentación y permanecen en la
Ciudad sin documentación y sin posibilidad alguna de pasar a la Península ni tan siquiera volver a su país de origen ya que debido a la pandemia las fronteras permanecen cerradas.