23 de noviembre de 2004 ESTADOS UNIDOS

Consejo general ampliado – 5

Sábado 20 de noviembre.
El icono de los dos discípulos de Emaús puede sintetizar bien el estado de ánimo del último día de encuentro entre el Consejo General y los dos Consejos Provinciales de Canadá y Estados Unidos.
Los hechos acaecidos en Jerusalén habían sembrado de miedo y desaliento el corazón de los dos discípulos. El ímpetu y entusiasmo con que habían seguido al maestro había venido a menos, los ideales se habían derrumbado, la tristeza había invadido su corazón y se podía también leer en su cara. Por eso regresaban desilusionados a su aldea y a sus afanes de siempre. Se cerraba así un capítulo de su vida.
Luego, en un encuentro inesperado, un compañero de viaje les explica lo ocurrido, les ofrece una nueva clave de lectura de la realidad, les infunde ánimo y reaviva su esperanza. Y de este modo pasaron de estar CANSADOS DE CAMINAR, A CORRER.
Desaparece el cansancio, vuelven las fuerzas para seguir anunciando que el que estaba muerto ha resucitado y está vivo: ellos son testigos.

Es cierto que los hermanos no han venido a Maryknoll desilusionados o sin entusiasmo. Llevaban consigo un precioso equipaje: la vida de sus hermanos con todas sus riquezas y debilidades.
El encuentro con el Consejo General y con los otros hermanos les ha ayudado a entender mejor la realidad que cada uno vive, y especialmente a ampliar los propios horizontes para no absolutizar la propia experiencia.
Las palabras del Hermano Seán han calentado el corazón y han animado a todos a volver a los respectivos lugares de procedencia a anunciar lo que cada uno ha visto y experimentado: a comunicar la vida.
Quizás alguno llegue a sorprenderse al contemplar sus rostros o al oír su voz narrando la experiencia experimentada. ¿ Acaso no dijeron de los apóstoles que estaban bebidos? A quien esto le sorprenda, deberá comprobar si su propio reloj no se ha parado quizás en un viernes santo, mientras que su despertador ya suena a aleluya de Handel. Los Hermanos regresan a sus Provincias convencidos de una cosa: creen firmemente que la vida marista tendrá futuro en América del Norte, aunque saben que para poder resucitar será necesario morir.

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