5 de marzo de 2024 FRANCIA

Encuentro de Provinciales – Martes

Fotos | Video

El segundo día del encuentro del Consejo General con los Superiores de las Unidades Administrativas tuvo como objetivo profundizar en el tema de la espiritualidad y el cuidado de la vida marista. La frase que inspiró a los participantes ese día fue “La solidez de la roca” y un momento especial fue la Eucaristía que abrió la celebración del bicentenario de la construcción de Notre-Dame de l’Hermitage.

La mañana se planteó como un retiro. En la oración de la mañana, el Hermano Luis Carlos Gutiérrez, Vicario General, animó a los participantes a descubrir lo sagrado detrás de la piedra, a ir más allá de lo visible, destacando la frase de la Regla de Vida tomada de Isaías 51,1: “Nunca olvides la roca de la que fuiste tallado“.

A continuación, tomó la palabra el H. Ernesto Sánchez, Superior general, para motivar la meditación contemplativa que seguiría. Su objetivo fue el de recordar la audacia de Champagnat, hace 200 años, al construir una casa tan grande, aun con pocos recursos y en un momento de crisis. El hermano Ernesto dedujo que la valentía del fundador sólo podía provenir de la escucha del Espíritu, el mismo proceso que la Iglesia sinodal invita a abrazar a todos los cristianos en estos momentos.

“Cuando miramos la historia del Instituto, nos damos cuenta de la presencia del Espíritu actuando a través de las personas y los acontecimientos”, subrayó el Superior general. También dijo que lo que los primeros hermanos vivieron en la construcción del Hermitage ayuda a la familia marista a aceptar la realidad actual, tanto en sus aspectos positivos como negativos.

Finalmente, el H. Ernesto hizo hincapié en el tema de la espiritualidad, subrayando que fue gracias a la confianza en Dios que Champagnat tuvo la capacidad de atreverse, de mirar más allá. Y recordó la Regla de Vida, 25:

La imagen del agua de la roca
busca describir nuestra espiritualidad.
Marcelino conjuga una rica síntesis
de exigencia y ternura, idealismo y sentido práctico.
Construyó el Hermitage en las orillas del Gier,
consciente de que sus aguas eran esenciales para la vida.
Cortó la roca y sobre ella construyó una familia.
Nunca olvides la roca de la que fuiste tallado.

Con todas estas consideraciones, el grupo tuvo casi tres horas de silencio y meditación, y pudo retirarse a lugares particulares que recuerdan el inicio de la vida marista, con Champagnat y los primeros hermanos.

El cuidado de la vida marista

El cuidado de la vida marista en general, y especialmente de los hermanos jóvenes, fue el tema abordado por la tarde, tras la oración mariana dirigida por el hermano José Sánchez, Director del Secretariado de Educación y Evangelización. Los Consejeros generales Óscar Martín y Sylvain Ramandimbiarisoa ayudaron al grupo a dialogar sobre el tema.

La preocupación por el cuidado de la Vida marista, de las personas, y sobre todo de los Hermanos más jóvenes fue el hilo conductor de la reflexión compartida, intentando buscar juntos en qué se sostiene la vida marista. “Nos preocupan los Hermanos y las vocaciones, nos cuestiona la perseverancia, y nos interpela la llamada a cuidar más y mejor de la Vida Marista”, subrayó el H. Óscar. Muchos pensadores, expertos, líderes de la Vida religiosa, y especialmente el Papa Francisco insisten en crear una “cultura del cuidado”. también el Superior General, H. Ernesto, lo destacado en su circular “Hogares de Luz” y en muchas otras intervenciones.

Juntos, los participantes compartieron sobre cuatro elementos: la calidad de la vida marista, garantizar procesos espirituales, potenciar una vida comunitaria viva, asegurar un apostolado acompañado y discernido.

Celebración de la colocación de la primera piedra de la casa N.D. de l’Hermitage

Video

A las 17.45 h, los participantes en el encuentro, junto con algunos hermanos de las comunidades de La Valla, Lione y Rosey y otros invitados, participaron en la celebración eucarística para conmemorar la colocación de la primera piedra de la casa que hoy es el Centro de Acogida del Hermitage.

Hace 200 años, en el mes de mayo de 1824, tras realizar la compra de un terreno junto al río Gier, cerca de Saint-Chamond, el P. Champagnat y los primeros Hermanos iniciaron la construcción de la actual casa de N.D. de l’Hermitage. La bendición de la primera piedra fue hecha por Mons. Cholleton, Vicario general de la Diócesis de Lyon.

La celebración del Bicentenario de la casa madre del Instituto es una oportunidad única para valorar con agradecimiento el don del carisma marista que se nos ha dado y del cual somos beneficiarios y responsables para dar continuidad a la misión en favor de los niños y jóvenes, particularmente los más vulnerables.

La celebración fue presidida por el P. Jean-Marie Bloqueau, padre marista de La Neylière, y concelebrada por el capellán de la comunidad, Padre Gabriel Perret. Fue un momento muy intenso iluminado por el símbolo de la roca. La celebración comenzó en el jardín, ante la Virgen y la roca. A continuación, entrando en el edificio principal, la segunda parte de la celebración tuvo lugar en el ‘Patio San José’, donde el Hermano Ernesto encendió una vela para abrir la celebración del bicentenario de la construcción de la casa. Finalmente, todos se dirigieron a la gran capilla, donde tuvo lugar la misa.

Fotos | Primer día

Primera vez en Notre-Dame de L’Hermitage y retiro de hoy

Cyprian B. Gandeebo, Provincial de la Provincia de África del Oeste

Me gustaría que supierais que es la primera vez que vengo al Hermitage. Por supuesto, mi sentimiento es de entusiasmo y gratitud porque, aunque soy Hermano Marista desde hace muchos años, sólo ahora tengo la oportunidad única de tocar y sentir las paredes de los edificios que marcaron la fundación del Instituto de los Hermanos Maristas. Vi y toqué las marcas del pico en la roca. Me sentí como Pedro en la Transfiguración de Jesús en el monte Tabor: “Pedro dijo a Jesús: “Señor, es bueno que estemos aquí. Si quieres, haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías” (Mt 17,4). Ésa fue mi experiencia en este lugar sagrado y sereno que encarna el espíritu de san Marcelino Champagnat, fundador del Instituto.

Hoy emprendimos el viaje para celebrar el bicentenario de Notre-Dame de L’Hermitage. La segunda motivación de la jornada fue profundizar en el tema de la espiritualidad y el cuidado en la vida marista. Las reflexiones se apoyaron en el poder simbólico de la Roca.

El Superior general nos exhortó diciendo: “Si pensamos en la base viva que tendría un nuevo Hermitage, habría que subrayar algunos elementos clave del carisma marista y ver cómo vivirlos de manera que respondan a los tiempos actuales. Yo empezaría por hacer hincapié en el tema de la espiritualidad.” 

Me animan los pasajes de reflexión que se nos han recomendado para la construcción de nuestra espiritualidad. Son pasajes de la Regla de Vida de los Hermanos Maristas, Agua de la Roca, y del documento del XXII Capítulo General. El Superior General destacó que “vivir en la presencia de Dios fue uno de los puntos fuertes de la espiritualidad de Champagnat”. Por último, el H. Ernesto dijo que María era una de las principales fuentes de inspiración de la espiritualidad de Champagnat. Esto me anima a dirigirme a María como un hijo se dirige a su madre. La vida ejemplar de María moldeará e inspirará mi propia espiritualidad, “porque sin María somos nada y con María lo tenemos todo, pues ella siempre tiene a Jesús en sus brazos o en su corazón”.

En conclusión, mi primera visita a Notre-Dame del Hermitage es memorable porque reconecta mi espiritualidad con las piedras fundacionales del Instituto de los Hermanos Maristas. Hoy también marca un camino importante en la construcción de un “nuevo” Hermitage en el Instituto y en nuestras Provincias y comunidades. En esta reconstrucción, me siento animado a fortalecer mi espiritualidad marista y a promover una auténtica fraternidad en mi Provincia y en mis comunidades. El Hermitage es un lugar donde el espíritu de Marcelino Champagnat sigue inspirando y guiando a todos los que buscan consuelo y crecimiento espiritual. Este lugar ofrece un espacio donde podemos escuchar al Señor, experimentarlo y ser testigos de la acción inmediata de Dios en nuestras vidas.

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