EUR – Domingo 28 noviembre 2004
Cuando yo era un crío, me impacientaba por el paso del tiempo. Los años pasaban muy lentamente y yo estaba ansioso por hacerme mayor. Ahora que tengo más años, descubro que me pasa justamente lo contrario. El tiempo pasa muy rápidamente, los años se acaban, y me pregunto adónde han ido a parar las semanas y los meses.
La vida es un regalo precioso, y a mí me han agraciado con 57 años hasta ahora. Años ricos, años turbulentos, todos ellos memorables.
Sin embargo, hoy me siento dichoso y agradecido por estar aquí con vosotros celebrándolo juntos. También me siento dichoso de vuestra participación en este sueño que Marcelino puso en marcha hace casi dos siglos: llevar el evangelio de Jesucristo a los niños y jóvenes pobres. <96a.jpg alt=Hermano Seán hspace=5 vspace=5 align=right>
A mi familia la considero una gracia para mí. Y también vosotros formáis parte de esas muchas gracias y bendiciones que he recibido en la vida. Al volver la vista a mis casi sesenta años de vida, no me los imagino viviéndolos en otro estado de vida distinto al de los Hermanos de Marcelino. Por eso, y muy especialmente, gracias por vuestra fraternidad.
Muchas gracias
Hermano Seán