20 de septiembre de 2014 KENIA

II Asamblea Internacional de la Misión Marista

Un lugar en el bosque

El crepitar del fuego es un sonido que requiere silencio para ser escuchado. Cuando hablamos del fuego interior se nos invita a introducimos en el silencio del corazón. La mañana amanece risueña y la gran comunidad de comunidades se ha reunido alrededor de una hoguera. El símbolo material indicador del fuego interior que sentimos el cual es el cariño de Dios que nos une a todos. “Ese fuego es el sueño amoroso de Dios para cada uno de nosotros, para el Instituto, para la humanidad. Este fuego da sentido a nuestra existencia, alimenta nuestras convicciones e impulsa nuestras acciones y nuestra misión”. Así rezaba la guía que cada uno ha recibido para orar esta mañana en torno al fuego. Un fuego que cada uno ha ido alimentando para que no se extinga.  Junto al fuego se ha narrado la historia “Un lugar en el bosque”.

“Un famoso maestro, muy conocido dentro de su comunidad era un hombre piadoso sabio, bondadoso y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba. Una vez por año armaba con ramas y hojas un fuego muy particular y luego, en voz muy baja entonaba una oración como si fuera para él mismo. Y dicen… que a Dios le gustaban esas palabras, y el fuego, y la reunión de la gente, y que concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban.

Cuando el maestro murió, nadie sabía las palabras del maestro, pero conocían el lugar en el bosque y sabían cómo encender el fuego. Una vez por año prendían el fuego y, como no conocían aquellas palabras del maestro, entonaban cualquier canción o recitaban un salmo o simplemente se miraban. Y dicen… que a Dios le gustaba tanto ese lugar que concedía los deseos a todos los que allí estaban. Y dicen… que a Dios le encanta este cuento, y basta que alguien escuche la narración, para que satisfaga los deseos de todos los que están compartiendo ese momento”.

 

Las pautas que guían la reflexión del día

Al iniciar los trabajos y la reflexión del día los asambleístas han recibido una visión global del desarrollo de la Asamblea y de sus grandes objetivos para ayudar a situarse mejor en el día que empieza. La Asamblea representa muchas realidades del Instituto por eso hay que alargar el horizonte para tener en cuenta a todo el Instituto. Por eso la Asamblea tendría que escuchar al Espíritu para captar lo que le está diciendo al Instituto marista hoy, para buscar los acuerdos que ayuden a caminar en el futuro. Para ayudar a definir esta perspectiva se ha mostrado esquemáticamente cuál es el camino previsto por el que ha de transitar la actividad de la Asamblea en los próximos días.

 

Un análisis de la realidad

El hermano Josep María Soteras ha ayudado a la Asamblea a centrar su reflexión afirmando de entrada que este encuentro no está dedicado a estudiar solamente la misión, sino la misión, la espiritualidad marista y la nueva relación entre hermanos y laicos. Estas tres realidades “se potencian o se debilitan mutuamente”. Su reflexión ha estado encaminada “a presentar una mirada que engloba a las tres, pero desde la perspectiva del Espíritu” partiendo de las llamadas de Mendes y del 21 Capítulo general.

De las llamadas ha destacado que hay que subrayar la palabra “novedad” o “nuevo” con la que el Capítulo nos pide un “nuevo modo de ser”, porque la “novedad que nos hace hermanos” o “lo nuevo de nuestra relación” provienen sobre todo del ser, no de lo que se hace. Y ha concluido diciendo que “el hacer es una magnífica manifestación del ser”.

Analizando la “relación laicos y hermanos” ha subrayado que la novedad tiene que nacer de una “relación madura” que realice la “comunión”. Y la comunión se realiza en el nivel del ser. Cuando se ha conseguido la madurez de la identidad empieza la verdadera relación. El otro no me diluye ni me ataca, sino que me ayuda a ser yo mismo. Aquí comienza un “camino espiritual” de madurez que dura toda la vida. Y en ese caso “la relación de comunión” se constituye en una “vocación”. Por eso que la vida hay que planteársela como “vocación”.

Concluida la intervención del hermano Soteras la Asamblea ha escuchado tres testimonios de los participantes. En primer lugar el de Marie Elia (Madagascar) que ha narrado su experiencia espiritual en contacto con el carisma marista. El hermano Leonard Brito (Southern Africa) ha destacado su vivencia de fe en relación con Cristo y con María. Y Matloob Hayat (South Asia), procedente de Pakistán, ha descrito sus relaciones con alumnos difíciles y su atención a los más necesitados en el campo de la educación.

Todas estas intervenciones han dado pie a una reflexión personal que luego se ha compartido en las pequeñas comunidades.

Durante el primer período de la tarde se han realizado seis talleres: Interioridad (H. Oscar Martín). Experiencia interreligiosa (H. Michael De Waas). Experiencia de Dios en la vida cotidiana, (Maureen Hagan). Silencio y contemplación (H. Emili Turú). En torno a la Palabra (H. Michael Green). Orar desde la música (Manu Gómez). Mientras se han realizado los talleres, el grupo de 12 jóvenes participantes en la Asamblea han hecho una reunión para reflexionar sobre el aporte que desean hacer.

El día ha concluido a los pies de la Guadalupana con una celebración mariana animada por los delegados de México. Ante un cuadro de Nuestra Señora de Guadalupe nos han recordado aquellas palabras maravillosas que dirigió la Señora del Tepeyac a Juan Diego: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”

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AMEstaún – 19 de septiembre

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