27 de enero de 2011 MéXICO

Le llamaban Tatic, el padre de los indios y defensor de sus derechos

La Secretaría General del Episcopado Mexicano ha comunicado con pena este lunes, 24 de enero de 2011, el fallecimiento de monseñor Samuel Ruiz García, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas. El que fue obispo de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas (México), fue afiliado al Instituto por la Provincia marista de México Central en diciembre de 2010, tal como publicó esta página, en reconocimiento a su cercanía y apoyo a los hermanos en la misión de Guadalupe, obra misional de los Hermanos Maristas en Chiapas. Falleció en la Ciudad de México, donde estaba internado durante las dos últimas semanas en un hospital, debido a deficiencias pulmonares y renales, problemas en las coronarias y en las carótidas, y una prolongada diabetes. Su cuerpo será trasladado a la catedral de la diócesis de la que fue pastor.Monseñor Ruiz García nació el 11 de noviembre de 1924 en Irapuato. Fue ordenado presbítero el 2 de abril de 1949. Nombrado obispo por Juan XXIII el 14 de noviembre de 1959 para San Cristóbal de las Casas, recibió la ordenación episcopal el 25 de enero de 1960. Guió esa diócesis hasta el año 2000, pasando después a residir en la ciudad de Querétaro.El obispo que ejerció de mediador con la guerrilla zapatista en Chiapas, Samuel Ruiz, muy conocido y respetado en México por su labor en favor de la paz y su defensa de los grupos indígenas, fundó en 1989 el Centro Fray Bartolomé de las Casas, que desarrolla desde entonces en Chiapas una labor en favor de los pueblos indígenas, galardonado con numerosos reconocimientos, entre los que destaca el Premio Simón Bolívar, concedido por la UNESCO en 2000, por su especial compromiso personal y su papel en tanto que mediador, contribuyendo así a la paz y al respeto de la dignidad de las minorías.El actual titular de la diócesis de San Cristóbal, el obispo Felipe Arizmendi, dijo en 2009 durante las celebraciones por los 50 años de la ordenación de Ruiz que la vocación de éste quedó marcada por descubrir y ver de cerca la marginación de una cantidad de comunidades ante una situación de dominación generalizada.El lema de Samuel fue: ?Edificar y plantar?. Al concluir la homilía, el 25 de enero de 2010, con ocasión de sus bodas de oro episcopales, en la Plaza Catedral, dijo: Damos infinitas gracias al Señor, Trino y Uno, por habernos hecho hijos suyos y por habernos llamado como pastor de su Iglesia, para edificar y plantar su Reino de justicia, de amor y de paz.Deja como legado marcado por la promoción integral de los indígenas, la opción preferencial por los pobres, la libertad para denunciar las injusticias, la defensa de los derechos humanos, la inserción pastoral en la realidad social y en la historia, la inculturación de la Iglesia, la promoción de la dignidad de la mujer, la pastoral de conjunto, la teología india, como búsqueda de la presencia de Dios en las culturas originarias, etc.Junto a este hombre de Dios, ?Nuestro Padre? como le llaman los pueblos indígenas chiapanecos, han colaborado muy de cerca los hermanos de la Provincia marista de México Central. Al ser afiliado al Instituto dijo: ?En las guerras, se hacen las estatuas a los generales, pero en el frente, mueren los soldados. Me miran a mí, pero lo sucedido en Chiapas no hubiera sido posible sin los Hermanos maristas?. Junto con la evangelización llevada a cabo por centenares de catequistas indígenas, muchos de ellos preparados por los hermano maristas, estos pueblos han ido recuperando el sentido de su dignidad humana. Descanse en paz.

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