Carta a Marcelino

P. Jean-Claude Colin

1830-10-22

La reunión de los aspirantes maristas de los dos diócesis aconteció en Belley, en alguna fecha entre el 15 de septiembre y el 10 de octubre de 1830, ocasión en la que el P.Jean-Claude Colin fue electo Superior de los padres maristas, en nivel supradiocesano. No se conservó acta o informe de la reunión, lo que nos impide precisar fecha y participantes. Es cierto que el P.Champagnat estuvo presente, pero no se puede decir lo mismo de los Padres Séon y Bourdin, del grupo de l?Hermitage, según deja suponer el texto de la carta. Aquí el P.Colin aparece como Superior, da consejos que se refieren a la unión y a la concordia de los dos grupos, y alienta el P.Champagnat en sus contactos con el P.Douillet. Esos contactos resultarán en la importante escuela de la Côte-Saint-André, de la diócesis de Grenoble, asumida por los Hermanos Maristas en noviembre de 1831.

Belley, a 22 de octubre de 1830.

Mis muy queridos Cohermanos:

[1] Que la gracia, la paz y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo estén con todos ustedes. He tardado en escribirles más de los que ustedes se imaginan; no ha sido por olvido; los tengo presentes en mi espíritu varias veces cada día y todos los días; sino por un sentimiento de confusión y extrañeza ante una elección para mí imposible de esperar, y no puede menos de ser perjudicial a la obra por la que todos suspiramos y para la cual estoy dispuesto a sacrificarlo todo, si tal fuere la voluntad de Dios y de María nuestra Madre. Lo que me consuela, sin embargo, es que la elección hecha por ustedes es sólo provisional; y que en próxima reunión, el Señor nos manifestará quién es el destinado por El, desde la eternidad, para conducir la piadosa empresa a mayor gloria suya y a la salvación de cada uno de nosotros. Entre tanto, estimados cohermanos, amémonos unos a otros, pues todos somos miembros de un mismo cuerpo, cuya cabeza es Cristo. Que entre nosotros no haya contiendas ni contrariedad alguna de aquéllas que, sin destruir la caridad, sin embargo, alteran su placidez. Sin ser religiosos, es preciso que procuremos tener las virtudes de ellos; que nos acostumbremos a amar la pobreza como nuestra madre, la humildad y la obediencia a ejemplo de Jesús y de María, nuestros modelos divinos. Estas virtudes, tan necesarias a los religiosos, llegarán a ser para nosotros fuente inagotable de la paz de que gozan desde aquí abajo los hijos de Dios. En -el noviciado es donde los novicios se forman principalmente en estas virtudes; considerémonos como novicios y, para tener el mérito de la obediencia, escojan a uno de ustedes para que esté como a la cabeza de los demás. Pueden tener en cuenta la edad. Recordemos que el mérito está más que en el precepto, en el acto de dependencia; y que el más feliz no es el que ordena sino el que obedece por amor a Dios.

[2] A su debido tiempo y por conducto seguro les enviaré el plan de la Sociedad, que podrán ustedes comunicar a las personas que deseen integrarse a ella; y además, para ustedes, un resumen de las reglas prácticas para el tiempo actual. Entre tanto, he aquí nuestros ejercicios en Belley. Tomamos, más o menos, siete horas de sueño; rezamos tres Avemarías y el Sub Tuum al acostarnos y al levantarnos; hacemos la oración de la tarde y de la mañana y la meditación en común; recitamos también el oficio juntos y a horas fijas; cada día esos señores tienen una conferencia sobre la teología, cuando están en casa.

[3] En lo referente al establecimiento de los hermanos y de un grupo de misioneros en la Côte-Saint-André, diócesis de Grenoble, si ustedes mismos no ven dificultad alguna, les sugerimos favorecerlo y entrar en los propósitos de dicho Señor.–(Pbro. Douillet). Pero hay que sostenerse en que esos hermanos dependan de la casa madre de Lyon; y que aun el grupo de misioneros sea uno solo con los demás miembros de la Sociedad. Por otra parte, eso lo dejamos a la prudencia de ustedes. Si alguno de ustedes tiene ocasión de ver al Señor Obispo de Grenoble, no tenga miedo de ponerlo al tanto de nuestro intento y del fin de la Sociedad.

[4] Los señores de Belley, singularmente adictos a ustedes, los abrazan de todo corazón; y en cuanto a mí se refiere, de modo especial a los señores Bourdin y Séon, a quienes hace mucho tiempo que no veo.

[5] Sintámonos llenos de valor y depositemos toda nuestra confianza en Jesús y María; no permitamos que entren la angustia ni el desaliento en nuestras almas; se aproxima el día en que nuestra unión será aún más perfecta en la tierra, y eterna en el cielo.

[6] Tengan la certeza de mi especial aprecio, su seguro servidor,

COLIN, sup(érieur).

Edición: CEPAM

fonte: AFM 122.05; OM 221; editada en CSG 1, pp. 157-159

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