Carta a Marcelino

P. Jean-Claude Colin

1831-01-25

En diciembre de 1830, después de que el grupo de los aspirantes maristas de Lyon escogiera el P.Champagnat como ?Provincial?, él mismo, con certeza, comunicaría el resultado de la elección al P.Colin. Al mismo tiempo debe haber enterado sobre el reglamento de vida que habían establecido y sobre la fundación del grupo de Padres Maristas en Valbenoîte con el envío del P.Séon para aquella parroquia. Esta carta es la respuesta del P.Colin a todas esas cuestiones: estímulo al P.Champagnat para que sea un superior como Moisés, intercediendo por el pueblo. La fundación de Valbenoîte será bendecida, porque nacida en la dificultad. En cuanto a la Regla escrita por el grupo de Lyon, se muestra reticente y dice que es necesario confrontarla con la que él está escribiendo en Belley. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

Mi muy querido Cohermano,

[1] Los mil trabajos que llevo entre manos me han impedido escribirle con la frecuencia que hubiera deseado. Usted no dudará de la sinceridad de los votos que hemos formulado para cada uno de ustedes en esta renovación de año. He deseado para todos, especialmente, mucho valor, un gran deseo de su adelantamiento y por la salvación de las almas, y una disposición de sufrirlo todo por la obra de María. Veo con satisfacción que, insensiblemente, ella va tomando un gran desarrollo. Ustedes, por su parte, van aumentando y por la nuestra varios excelentes sujetos solicitan ingresar.

[2] Nos alegramos mucho de que hayan tomado posesión de Valbenoîte; los establecimientos que se abren en momentos de tormenta, por lo común, son más duraderos, porque ordinariamente están fundados sobre una gran confianza en Dios. No es menor nuestra alegría por haber elegido un sup(erior) de entre ustedes. Será una razón de más para ejercitarnos en la obediencia. Estoy esperando tener pronto la oportunidad de pasar algunos días con ustedes. En esa ocasión aceptaremos juntos una regla común. Entre tanto continúen con la que se han trazado pero con la disposición de tomar después la que sea reconocida como la más útil para gloria de Dios y salvación de las almas.

[3] Después de nuestra propia santificación, el objeto principal de la obra es entregarse a la salvación del prójimo. Pero nuestro ministerio sería estéril si no estuviésemos llenos de Dios y de su espíritu. Una onza del espíritu de Dios vale más que todas las ciencias humanas y que todas las bellas palabras del mundo. Por lo tanto este espíritu de Dios es el que hemos de pedir con insistencia; debemos ser un día como otros Moisés, colocados, como él, entre Dios y el pueblo, y encargados de anunciar a Este los oráculos de la divinidad. Debemos, por lo tanto, revestirnos del espíritu de Moisés y buscar solamente en Dios las palabras que anunciemos a lo fieles. Para pedir este espíritu de Dios les invito a unirse a nosotros con una novena en honor del Espíritu Santo. Aquí rezaremos las letanías del Espíritu Santo. Si ustedes no las tienen podrían rezar el Veni Creator u otras oraciones.

[4] Sus Cohermanos de Belley reciben siempre con mucho gusto noticias suyas; mandan un abrazo para todos, de manera particular para el recién llegado. Le dejo en los corazones de Jesús y de María. Soy, con gran afecto, su humilde y seguro servidor,

COLIN, sup.

Belley, a 25 de enero de 1831.

Edición: CEPAM

fonte: OM 227

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