Carta a Marcelino

P. François Mazelier

1835-05-26

El P.François Mazelier, en noviembre de 1824, a petición de su Obispo, asumió la responsabilidad de un grupo de candidatos a la vida religiosa laical, que había surgido en aquella Diócesis de Valence en el año anterior por iniciativa del P.Solier, párroco de Saint-Paul-trois-Châteaux. Antes de tener un solo religioso formado, los ?Hermanos de la Instrucción Cristiana, de Valence?, ése era su nombre, habían recibido aprobación oficial del gobierno, lo que significaba exención del servicio militar para sus miembros. A principios de mayo de 1835 el P.Mazelier estuvo en l?Hermitage, ocasión en la que el P.Champagnat le pidió el favor de acoger en su Instituto, provisionalmente, los jóvenes Hermanos Maristas que estaban en la inminencia de ser reclutados para el servicio militar, considerándolos cual si fuesen de su Instituto, hasta que prescribiese el tiempo de aquel deber. Y también le insinuó la conveniencia de fusionar las dos congregaciones. El P.Mazelier no tuvo objeción a lo primero, a lo segundo pedirá tiempo para pensarlo y consultar a su Obispo. Esta es la primera de las cuatro cartas que tenemos del P.Mazelier, dirigidas a nuestro Fundador. Aquí él da su respuesta escrita a la primera solicitud del Padre Marcelino y hace comentarios interesantes a la segunda. (Cfr. H.Ivo Strobino, nota introductoria al texto, ?Cartas Passivas?)

St.Paul-Trois-Châteaux, a 26 de mayo de 1835.

Señor y digno Cohermano:

Escuché, con no poca satisfacción, la propuesta que Ud. me hiciera el honor de formularme acerca de ponernos de acuerdo para brindarnos un servicio mutuo: Ud., con el número de Hermanos; yo, con la ventaja de gozar de aprobación legal. Mientras Dios nos manifieste con mayor claridad su voluntad al respecto, cuente conmigo para lo que le pueda resultar útil en relación con los cuatro jóvenes de las próximas quintas. Durante mi viaje de regreso de Lyon, he estado dándole vueltas en mi cabeza a este asunto. Además, le he manifestado mis ideas al Obispo de Valence. Abrigo la esperanza de que Ud, gracias a su insistencia, tendrá éxito. Sin embargo, si sus temores subsisten, y lo que ahora le expongo le resulta ventajoso, podría Ud. enviarnos sus sujetos a St.Paul lo antes posible. Nuestra Regla apenas si difiere de la suya. En cuanto pase el sorteo le enviaré los sujetos cuyo número resulte exento. En cuanto a los que saquen otro tipo de número, yo los retendría, de acuerdo con Ud., hasta que les fuera posible obtener un titulo de maestro comunal, a gusto de Ud. Así estarán al abrigo de las pesquisas. Es más, podría yo devolvérselos antes si Ud. pensara que colocándolos en el Delfinado se encuentran seguros. Sólo que en este caso, no siendo aún maestros comunales, sería necesario que pudiera yo, sin mentir, seguir afirmando que están a mis órdenes hasta cierto punto. Así les podría conservar el derecho a la exención.

Me complacería serle útil en recuerdo del servicio que el H.Superior General de los Hermanos de las Escuelas Cristianas hiciera a nuestros Hermanos al permitir a la Comunidad de Avignon que los hospedara durante varias semanas. De esta manera retribuiré a Dios lo que inspiró a otros en favor nuestro, y esto lo haré en aras de la caridad fraterna y en vistas a que de alguna manera él lo tome en cuenta.

Quiera el Señor concedernos la gracia de glorificarlo con el cumplimiento de su santa voluntad y otorgarle a Ud. centuplicadamente el premio por glorificarlo y hacerlo glorificar. Apenas ayer recibí una exención para un joven que ya había hecho su compromiso, tras otros dos presentados con antelación. He tenido el consuelo de encontrar al llegar, otros dos nuevos sujetos.

Mis Hermanos principales a quienes he narrado mi estancia en N. S. del Hermitage han escuchado el relato con el gusto que habrían experimentado si fueran ya de los suyos. Cierto es también que, con diferentes nombres, todos los Hermanos son hermanos unos de otros en Jesucristo, su común Maestro. Encomiéndenos a él, se lo ruego, y también a la Sma. Virgen, a quien Ud. sirve de manera especial.

Dígnese aceptar los sentimientos afectuosos y llenos de respeto con los que soy, Señor, su humilde y seguro servidor,

MAZELIER.

Edición: CEPAM

fonte: AFM 125.01A

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