12 de febrero de 2015 BRASIL

Realidad, avances y perspectivas

La llamada fundamental del último Capítulo General contempla la urgencia de “una nueva relación entre hermanos, laicas y laicos, basada en la comunión, buscando juntos una mayor vitalidad del carisma en el mundo de hoy”. Forma parte del sueño que Dios tiene para los maristas hermanos y laicos, y para nuestro Instituto. Intentamos ofrecer una sencilla aproximación a nuestra realidad marista en relación a esta segunda llamada. 

 

Realidad

Si el Capítulo general nos llama a todos los maristas a una “nueva relación”, esto quiere decir que algo tenemos que cambiar de la “vieja relación”. No todo, por cierto, pues hay cosas buenas; pero algunas deben cambiar. Y como en todo proceso de cambio, en el corazón de las personas nacen temores y obstáculos; pero también, esperanzas e ilusiones. Esta desafiante llamada nos impulsa a generar, en corresponsabilidad, fidelidad y creatividad, un nuevo modelo institucional que nos ayude a todos a encontrar nuestro lugar, que acoja nuestra vocación común y nuestras vocaciones específicas.

En la diversidad de sensibilidades y realizaciones dentro de las Regiones y Unidades Administrativas hay ecos que se van haciendo comunes y que nos señalan que estamos en camino: nuestra relación está basada en la comunión, la comunión nace del mismo seguimiento a Jesús, laicos, laicas y hermanos compartimos el mismo carisma, juntos debemos favorecer una nueva época para ese carisma, nuestras vocaciones se complementan y enriquecen, tenemos más de común que de específico… 

El proceso de comunión que está viviendo en el Instituto ha ido cristalizando en distintas formas de expresar esa relación y en un mutuo enriquecimiento entre hermanos, laicas y laicos maristas. Algunas provincias han promovido comunidades mixtas o ampliadas, donde en igualdad de condiciones, hermanos, laicas y laicos, perfilan el camino espiritual de la experiencia, el estilo comunitario, el compartir bienes, horarios, la animación comunitaria, la autonomía y el desarrollo de la propia identidad. Se acentúa la comunicación desde la apertura sincera, el diálogo y la escucha. Se vive el reto de aceptar el pluralismo y construir la convivencia.

Se han iniciado los llamados Grupos de vida marista, Grupos maristas de encuentro, Grupos de espiritualidad marista. Estos grupos han surgido en los últimos años y aparecen en unas cinco provincias del Instituto. Los signos de identidad de estos grupos se manifiestan en el ámbito de la vida fraterna, la espiritualidad y la misión. Participan en ellos laicos y hermanos. El grupo viene reconocido como espacio privilegiado de crecimiento humano, cristiano y marista. Cada grupo se organiza con propios ritmos y estilos.

En este camino de comunión se están extendiendo los retiros de hermanos y laicos. De este compartir el camino espiritual marista resulta una experiencia de comunión que ahonda en el evangelio, en el seguimiento del Señor y en la vitalidad del carisma. Lo hermoso es que también la animación de estos retiros viene compartida tanto por hermanos como por laicos. También las experiencias de formación conjunta están ayudando a crecer en comunión. Al realizarla conjuntamente se quiere expresar que, laicos y hermanos, nos estamos sintiendo recíprocamente necesitados para recrear nuestra identidad marista común y nuestras identidades específicas.

La dimensión laical viene señalada actualmente en distintas experiencias como la ya conocida de las fraternidades del Movimiento Champagnat, los Misioneros Maristas de Ciudad Juárez, las comunidades laicales de Santa María de los Andes, los grupos de misión de Australia o la Asociación marista de laicos de Canadá.

 

Avances

El camino de la nueva relación nos habla de conversión y de cambio, de desplazamiento e itinerancia. Sentimos que hay conciencia de ello en el Instituto, aunque el ritmo resulta a veces lento. Esta conciencia se ha expresado en la implicación progresiva de laicos en la animación de procesos, como es el caso del Secretariado de Laicos Ampliado y los codirectores a nivel de Instituto, las Comisiones provinciales, continentales e internacionales. 

Se destaca el esfuerzo ingente para la actualización del Movimiento Champagnat; proceso promovido por los mismos laicos para revitalizar y recrear el Movimiento. El encuentro promovido en Roma por el H. Emili sobre Vinculación y pertenencia ha tenido un tono de hondura para los procesos laicales. Ya ha sido nombrada una comisión bajo la responsabilidad del Secretariado de Laicos para dar cauce a las sugerencias surgidas del encuentro. 

Se ha visto natural la propuesta de un Curso de capacitación para la animación laical, que tendrá lugar en Roma, en 2015. Resulta una experiencia abierta a la internacionalidad laical, como ocasión de reconocerse, crear lenguajes comunes y promover procesos de vitalidad. En esta misma línea se piensa en un encuentro de todas las Comisiones continentales en el 2016 que puedan ofrecer aportes para la reflexión del XXII Capítulo General. Quizás un primer paso para un futuro Capítulo o Asamblea de laicos.

En algunas provincias se está reflexionando sobre posibilidades de asociación de hermanos y laicos para expresar la corresponsabilidad en la animación de las obras educativas y la comunión en la vivencia del carisma. La provincia de Australia está en proceso de constituir una Asociación pública de fieles, con participación de hermanos y laicos.  En todas estas formas de asociación se introduce la vinculación y la pertenencia laical.

 

Perspectivas

El proceso que vivimos en el Instituto está reafirmando lo que expresó el XXI Capítulo: “Contemplamos nuestro futuro marista como una comunión de personas en el carisma de Champagnat, donde nuestras vocaciones específicas se enriquecerán mutuamente”. La fidelidad creativa, necesaria para mantener y continuar el carisma marista en la iglesia, ya no dependerá sólo del Instituto que hasta ahora lo representaba, sino también de los laicos y laicas maristas. 

En una mirada de futuro parece normal pensar en integrar a los laicos y laicas en los órganos de gobierno: especialmente los que afectan a la misión, pero también los que afectan a la vida, al carisma, a la institución… Sabemos muy bien que compartir el carisma va más allá de cogestionar tareas o repartir funciones. Se trata de compartir una herencia espiritual, de hacernos corresponsables de ella y de participar en una conciencia común de servir a la utopía del Evangelio. En este futuro de comunión nos será fácil hablar de una pastoral vocacional conjunta, de comunidades laicales, de itinerarios de discernimiento vocacional y de formación  para laicos y laicas, de laicos formadores para ayudar tanto a sus compañeros laicos como a los mismos hermanos, de disponibilidad misionera de laicos y laicas en las provincias o en el Instituto, de centros internacionales de formación compartidos. 

Esto nos decía el H. Emili: “El horizonte de la celebración de los 200 años del Instituto nos estimula a abrazar nuestra vocación itinerante, tras las huellas de María”. El futuro de comunión implica cambio de mentalidad, mucho discernimiento, gran disponibilidad, renuncia a seguridades, asumir riesgos y una profunda confianza en Dios, a ejemplo de María. Nuestra vocación itinerante la compartimos laicos, laicas y hermanos. Para los hermanos, la búsqueda de nuevas respuestas no puede venir sólo de los laicos, pero difícilmente se logrará al margen de ellos. Para Antonio Botana, la nueva relación con los laicos puede llevar a una verdadera refundación y al origen de una nueva forma de vida carismática.

El carisma marista es un carisma de futuro eclesial, pues uno de sus rasgos distintivos es la fraternidad, ahora vivida por laicos, laicas y hermanos. Nuestra común vocación marista nos llama a caminar juntos, en una iglesia de comunión, integradora de todos, esperanzadora y desafiante, de rostro mariano, acogedora y misericordiosa, que está firmemente enraizada en la experiencia de las primeras comunidades cristianas y de los primeros hermanos maristas. 

Para finalizar, recordamos lo que expresaban los laicos de Venezuela en uno de sus encuentros: “Los laicos y laicas maristas de Champagnat nos implicamos junto a los hermanos en el desafío de ayudar a nacer la aurora de una nueva vida marista y fortalecer la existente haciéndola más creativa, fiel, dinámica y profética”. La nueva aurora, en el espíritu del papa Francisco, nos señalaría una vida marista más del delantal, de hacerse sierva del mundo, de echarse al suelo como hizo Jesús y ponerse a lavar los pies a la gente. 

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H. Javier Espinosa | Raúl Amaya
 Boletim "Mensagem de Vida" do MChFM (Ano VII – n° 24 – 2014) – Umbrasil.

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