6 de febrero de 2005 ITALIA

¡Te quiero tal como eres!

Ha pasado mucho tiempo desde que el joven sacerdote que se entrenaba en las duras competiciones de canoa en los torrentes del Mont Tatra tuvo que interrumpir uno de sus deportes preferidos para presentarse ante Primado de Polonia y enterarse de que había sido nombrado obispo. ¿Y quién no se acuerda de él, cuando esquiaba o escalaba con paso firme las montanas que tanto le gustan? ¿Quién no le ha admirado cuando avanzaba con seguridad en medio de una gran multitud o cuando, a escondidas, lograba escaparse del Vaticano para aprovecharse de un día de libertad?
Pero este tiempo se acabó definitivamente para él. Primero una bala de revólver, luego una infección, un tumor, una fractura, la enfermedad de Parkinson que avanza y? el atleta de Dios se va volviendo cada vez mas dependiente de la ayuda exterior. ¿Y quién ha olvidado su dramático grito de auxilio: ?¡Ayudadme!?, pronunciado en su lengua materna durante la homilía del 15 de agosto de 2004, ante la gruta de Lourdes? ¡Enfermo entre los enfermos!

Tuve el privilegio de conocerlo en la plena fuerza de la edad – H. Onorino Rota – , cuando trabajar con él significaba cansarse, cuando comer con él equivalía a quedarse con apetito, no sólo porque se contentaba con poca cosa, sino porque no paraba de hacer preguntas, exponer objeciones, ideas, etc.
No sólo ha pasado mucho tiempo, sino que han sucedido tantas cosas?
Repaso una vez más la grabación del Ángelus del domingo 30 de enero de 2005, el Papa que intenta hacer salir de su habitación a una paloma que no quiere marcharse, los niños que sonríen? y entento de escuchar la benedición del Ángelus del 6 de febrero en el Hospital Gemelli, el Vaticano numero 3, como lo llamo él mismo. Sus años jóvenes me vienen espontáneamente a la memoria? pero no puedo cerrar los ojos ante la realidad que hoy tengo delante de mí. Mi corazón esta zarandeado por un torrente de pensamientos, sentimientos, emociones? Espontáneamente se me ocurre dar gracias a Dios por el don del Papa y, a pesar de todo, siento aun la necesidad de decirle: ?¡Te quiero tal como eres!?

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