Igualdad de género en los colegios: un desafío para los profesores
La igualdad de género implica los mismos derechos a la dignidad, el respeto, la equidad y las oportunidades para todos, incluido el acceso al liderazgo en todos los dominios de la vida pública y privada. Desafortunadamente, esto no es así. La desigualdad de género persiste en todas partes debido al rol y al lugar que la sociedad asigna a las mujeres. A pesar de los avances en la igualdad social en los países avanzados, esta situación no ha cambiado. Por esta razón, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha decidido adoptar la igualdad de género como uno de sus objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para empoderar a todas las mujeres y niñas. Para lograrlo, la ONU busca eliminar toda forma de discriminación, violencia y explotación de las mujeres para fomentar la igualdad de derechos a los recursos económicos, la propiedad, los servicios financieros, así como hacer cumplir la legislación para la igualdad de género.
La misión educativa
La ONU confía en los gobiernos, las sociedades civiles y no gubernamentales, las organizaciones y los servicios sociales, incluidos los colegios, para defender y promover la causa de la igualdad de género. Lamentablemente, los centros educativos siguen reforzando la disparidad de género mediante un “currículum oculto” a través del cual los docentes asocian roles de género estereotipados a los estudiantes.
El sesgo de género está implícito cuando los profesores clasifican a los estudiantes, los materiales de aprendizaje, las actividades y las tareas en función del género. Los maestros afirman su sesgo de género cada vez que se mofan de los niños por comportarse como niñas durante las actividades físicas escolares.
El sesgo de género es igualmente evidente en la subrepresentación de las niñas en los libros de texto. La mayoría de los libros de cuentos describen un mundo donde los niños y los hombres son activos, resistentes y seguros, mientras que las niñas y las mujeres no lo son.
Los profesores refuerzan esto cuando prestan más atención a los niños que a las niñas durante la interacción en el aula. Una investigación de observación en el aula ha revelado que, si bien las profesoras prestan más atención a los niños, los profesores solo aumentan su atención a las niñas cuando ellas crecen.
Generalmente, los profesores no son conscientes del sesgo de género y los mensajes sutiles de disparidad de género incorporados en los materiales, situaciones y actividades educativas. A menos que los maestros se den cuenta de los mensajes sesgados que sin querer trasmiten a los estudiantes todos los días, y mientras no les proporcionen los métodos y recursos necesarios para eliminar los prejuicios de género en sus aulas, las niñas seguirán recibiendo menos atención en la educación.
En segundo lugar, los docentes tienen una gran oportunidad de modelar la igualdad de género y preparar a los niños para un mundo cambiante donde no existan las creencias tradicionales sobre los roles masculino y femenino. No hay duda de que el lenguaje de género neutral que los estudiantes escuchen en las aulas y las narraciones que lean sobre mujeres y hombres sin roles estereotipados influirá en sus futuros intereses, actividades y carreras. Si bien los profesores crean un entorno de aprendizaje seguro y protegido que está libre de violencia y discriminación y brindan una educación con sensibilidad de género, los gobiernos podrían desarrollar currículos no discriminatorios, facilitar la formación docente y asegurarse de que las instalaciones sanitarias sean adecuadas. Del mismo modo, las escuelas podrían alentar a los maestros a seguir las normas profesionales con respecto a las prácticas disciplinarias apropiadas y brindar una instrucción imparcial. Hasta que la feminidad o la masculinidad no sean reconocidas y aceptadas como dones específicos de Dios, su mutuo enriquecimiento no podrá apreciarse plenamente.
————————————————————
Hermano Francis Lukong – Secretariado de Solidaridad